No he parado nada el fin de semana. El viernes la no elección de nuestras falleras mayores por el sector acabó una vez más con fiesta, en el casal de Centelles hasta las cuatro de la mañana, sin parar nadita de ná. El sábado, además de dedicar el día a casi nada, a trabajar algo con el ordenador y a ponerme al día, nos fuímos Ángeles y yo a cenar a casa de Tato y de Gema, porque entre otras cosas se les debíamos desde hacía años. Antes vinieron papá y mamá a casa: papá se quedó viendo la tele y mamá me ayudó a deshacer bolsa y hacer otras, a plegar el edredón, que ya no lo uso y a poner la sábana amarilla que llevaba entre manos cuando llegaron.
Este fin de semana estoy eufórico con mi jazmín: tras dos años de sequía absoluta, desde que papá lo transplantó a otra maceta mayor, ha revivido. Hoy mismo le he contado cinco flores abiertas, como en sus mejores tiempos. Al otro jazmín le hablo. Le he bautizado como Nicasio, a ver si ve que su hermano mayor se ha florido y éste finalmente le anda a la zaga.
Llegamos a Albuixech, cenamos sushi y bebimos mojitos. Echamos la noche, que se nos fue entre las manos de una manera veloz y rápida. Hoy teníamos que madrugar en el idioma de Angelita para ir al chalet de Nick y Marisa. Volvimos pronto de casa de Tato y de Gema con nuestra promesa de regresar pronto, porque con éstos siempre lo pasamos de maravilla. Hacemos planes de verano, para fiestas de Sarrión y nos fuimos para casa. Antes nos hicimos la penúltima en Cyrano, donde apareció Salva, con unos amigos suyos de Palencia. Al final, surqué la humedad nocturna del segundo de julio en un taxi maldiciendo el poco tiempo que tendría para dormir...
Nick me recogió en casa, con Ángeles y las nanas. Hemos pasado un día de maravilla. Hemos hablado de todo un poco. Hemos echo planes y hemos abierto el guión de nuestra próxima obra de teatro.
La obra la está escribiendo Ángeles y le ha quedado casi redondita. En nada será un dulce que podremos llevar al escenario. De repente, el teatro se ha convertido en una descarga continua que llega de una manera mucho más continuada y mucho menos alargada en el tiempo que hace años. Ahora hacemos proyecto tras proyecto. Y mola. Pensamos ya en escribir de nuevo.
Volvemos a mi casa, me cambio y nos vamos al Palau de Congresos para ver el musical de "Hoy no me puedo levantar". No sé si hacía cuatro años ya que quería verlo y después de las muchas bondades que me habían contado, la verdad, me he quedado con ganas de más... Ahora no es momento de hacer la crítica de la obra desde luego. Son las dos de la mañana y seguramente, en frío, seré mucho más complaciente... Pero qué repena cuando alguien acaba con tus expectativas.
Mañana es lunes, mañana por hoy. A ver si descansamos algo del fin de semana...
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