miércoles, 20 de julio de 2011

SUSPENSOS


Nunca hablo de política en estas hojas perdidas... Hace tres horas que ha dimitido Camps y me sobrevienen un sinfín de cosas a la cabeza en este día en que, como tantas veces me suele ocurrir, el periodista le gana la partida al político que debe de haber dentro de mí, cuando otros lo han visto. La decisión del Presidente de decir adiós, fuera de tiempos, que es le debate que abren ahora los que quieren sangre, me parece honrada, honesta. Difícil, sin dudarlo, porque el juicio popular ya ha dicho que es culpable de los trajes y de todo lo que se menee, pero... ¿y si fuera inocente? ¿quién le paga este calvario? Me duele ver cómo han saltado al facebook las voces a alimentarse del cadáver fresco y a celebrar (¿qué hay que celebrar?) la dimisión de Camps. Si fuera realmente culpable de todo esto que se le acusa desde la calle, ¿qué celebramos? ¿la dimisión de un presidente por corrupción? 
Recientemente se nos ha recordado a los políticos que estamos al servicio de la ciudadanía, algo que yo intento llevar grabado y a gala desde que me dedico a la res publica. Pero, ¿y de la responsabilidad que tenemos como ciudadanos de estructurar la política no hablamos? Se nos olvida que como una ciudadanía también existe una urgencia de trabajar, de colaborar, de cooperar, de fortalecer... Creo que para muchos la política es una fantástica pared de frontón sobre la que rebotar las pelotas de nuestra ira, de nuestra despreocupación, de nuestros lamentos, de nuestros despechos... Yo me dedico a la política. Lo hago desde hace poco y nunca he pretendido hacerlo de una  manera profesional, está claro. Pero me dedico y los que me conocéis lo sabéis que de una manera ardua, porque creo que este sistema es el mejor de los conocidos y por el que hay que trabajar... Hablar de la política desde fuera es fácil, pero debiera de ser más responsable también.

Camps se va: lo ha anunciado él. Entiendo que hay que guardarle el respeto, ahora aún más, de que haya decidido lanzarse a su juicio de inocencias con toda la fuerza y el coraje que le lleven. Otros aprovechan para abrir botellas de champán como si hubiera muerto un dictador, que no es el caso. Nuestra responsabilidad, la de todos, debe de ir más allá. Porque el problema ya no son Camps y la causa de los trajes, eso políticamente ya es pasado. ¿Hacia adónde vamos? Eso es lo que realmente debería importarnos... Pero no, nos gustan el ruido y el sobresalto, la algarabía y el chisme. Y cuando tenemos que ser responsables, muchas veces miramos hacia otro sitio como si con nosotros no fuera el asunto. Mal, así mal... Me suspendo como ciudadano si lo hago.

1 comentario:

Fran Cervera dijo...

Bronch! entiendo tu planteamiento desde una perspectiva ciudadana y también política. Pero más allá del chascarrillo,la broma, el comentario o la provocación con más o menos gusto, existen dos problemas graves propiciados por el propio sistema:

1-falta de crítica y debate y la ausencia de la autocrítica en la gestión politica.

2-El servilismo ideológico de partido de las bases y simpatizantes.

Si uno no es critico consigo y con su entorno, dificil lo tiene para mejorar.Y sino nos escuchamos, poco sabremos sobre lo que ocurre en nuestro alrededor para solucionarlo.


Y por otra, lo que detesto, es ver a la gente aferrada a unas siglas con una identificación irracional(como si se tratara de la pasión por un equipo de fútbol) Y desde donde solo se transmite unas premisas ideológicas estandarizadas y alejadas de un debate y una opinión sana.Con aciertos y errores. Me da la sensación que se transmiten un postulados de vencedores o vencidos que en nada beneficia a la ciudadania.

Esta parrafada, con una copita en mano, nos da para una conversación más que interesante!. Un fuerte abrazo!

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