martes, 29 de marzo de 2011

RÍO ABAJO














Cómo un sueño, lejano, que llegará, me reinvento estas horas de regreso a lo que mi vida ha llamado siempre normalidad. Hoy de nuevo en el despacho, haciendo de mi horario un sinfín de actividades que me cogí con aire. Me apetecía regresar al quéhacer diario, como me apetece el pasaporte y las maletas. Y en casa para comer, estrenando inercias. Y un rato de descanso y al tajo otra vez con una reunión en la sede. Y en el coche a casa, traído por Vicente, acercándome a la noche con un café bombón, Ristreto y dos llamadas perdidas por contestar. Hago agenda. Y la hago con costuras de tranquilidad sabiendo que se viene lo que se viene, con la celeridad que llega y las sorpresas que traiga. Y mucho trabajo: y la quietud se rompe por un terremoto disparatado de faenas y labores, que me hierven la sangre... Y la vida. En parte.

Imagino entonces dónde el destino será que me lleve ahora que por medio se yerguen las horas profusas de ardua labor. Y busco en mi mente, espacios nuevos o repetidos, lugares donde viajaría con mi memoria como alforjas para descansar un algo, hoy que empiezo a cansarme. Y miro al mar. Y quiero agua. Y miro a la montaña, y quiero volar.

Ángeles me cuenta emocionada un proyecto que tiene: adelante. Me gustan los proyectos que nos llevamos siempre entre las manos porque todos acaban, y siempre, por no decir casi siempre, lo hacen en positivo, con un sinfín de experiencias vividas y con a puerta abierta a un nuevo proyecto... Cuando se pueda contar sin que se gafe, contaré. Pero pinta bien, muy bien...

Yo también he vuelto a pintar, a dibujar. Y rallo continuamente sobre una hoja en blanco proyectos de nada y bocetos de todo. Leo, de nuevo. Y apuro un libro que me dejé en la estantería de mi dolor hace año y medio. Creo que llegó el momento de muchas cosas, también de cerrar algunas cosas o de dejarlas abiertas, que no todo tiene que ser poner fin. Pero me crezco entusiasmado ante este reseteo que me ha dejado la vida en las últimas horas y sueño, como sueña Tamarit con sus cucarachas, y yo con mis cosas, con volar montaña arriba o navegar río abajo....

La vida me vuelve a poner en mi casilla personal de salida. Y creo que habrá una vuelta interesante que ha comenzado ya. Con los proyectos de Angelita. Con los míos propios.... Hacia el futuro, en mi cascarón de nuez.

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