martes, 8 de marzo de 2011

INVIERNO NUCLEAR


El valor de la palabra: hoy lo he redescubierto. En mitad de la conexión de la radio y sin mayor voluntad que provocar una sonrisa dije que sobre la plaza del Ayuntamiento, la nube gris de pólvora de Reyes Martí, había convertido el cielo en un invierno nuclear. Y me mandó Tatín un mensaje para reírse. Y al rato me dejaron un mensaje en el face... Invierno nuclear. Dos palabras, que calaron, desde el chiste y que hizo que la gente las repitiese. ¿De dónde surge el éxito de un mensaje? ¿De dónde surge el éxito? Complicado... Si lo supiéramos, nos agarraríamos a él porque queremos todos tenerlo cazado entre las manos y somos incapaces de buscar el fracaso... Humanos. Sencillamente.

Ando descansando bien, más de lo que esperaba, y recuperando voz por momentos, lo cual es algo inaudito porque no termino de hablar nunca. La agenda se colapsa en estos días previos a la fiesta, al fin de fiesta. Mientras la gente tiene la sensación de que las fallas están a punto de llegar, yo cuento doce días ya para que concluyan. Hasta el momento nos han traído grandes momentos, incluyendo hoy, bajo la amenaza de lluvia que nos hemos ido a la Tasca Ché, marca de la casa, con Gabi, Boro, Vicente, Angelita, Leo y yo a comer, como solemos hacer. He descansado algo esta tarde, me voy ya para la tele y luego a la falla, que estamos rematando fallas. En una semana: plantà. ¡Qué ganas, la verdad!

Estoy pasando momentos fantásticos este año... Lástima que no me dé tiempo a resumir muchos de ellos. Anoche, tras el programa (y acabé bien contento del programa) me fui a la falla a cenar con los de la Federación de Ingenio y Gracia. Mañana, Jordana. Mascletà, si el tiempo lo permite: la autoridad seguro... Fallas, a un paso. Y bajo un cielo, que amenaza cielo nuclear.

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