domingo, 27 de marzo de 2011

LA COMETA


Enlairar: coger aire. Enlairo.

Paseo de playa. Risas. El marítimo tiene siempre una sonrisa al final del caminar y una brisa fuerte, hoy, que revienta el sol de primavera y nos sacude con su arena de una manera firme. Imagino, como la cometa asida a su cuerda, emprender en mitad de esa tormenta el cielo y abrirse camino, viento arriba, moviéndose rítmica y convulsivamente, de un lado a otro pensando una caída que llegará...

¿Habéis visto algúna vez la contundencia con que esquiva una cometa su destino? Gira aquí y allá, de repente, en un nanosegundo, se vuelve abajo, pensando que morirá estrellada contra la arena, y un giro la relanza contra el cielo y le da vida de nuevo... Como nosotros. Girando. Subiendo. Bajando...

Mi agenda pasa por pocas escapadas, ninguna en los últimos días. Hoy he tenido un empeño de poner en marcha el motor y me mantuve cansado ya el resto de la tarde, pero valió la pena. Agua templada y pan, tomate. Clochinas y sepia, no nombraré los calamares porque me parecieron excesivamente la sal. Me sorprende que esta semana a mí me molesta la sal de las comidas... Un arroz rojo. Una variación de postres. Divertida conversación y paseo recorriendo el mar...

Mereció la pena. Me dejó con un cansancio inusual que rompo al escribir unas líneas, casi por obligación, pero poco más. Como una cometa, giro de repente, parece que contra el precipicio y me salva un golpe de timón que me enlaira de nuevo...

Si hubiéramos andado junto al mar, aún andaríamos andando...

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