viernes, 28 de enero de 2011

PALABRAS

No me gustan los fanatismos... Me he encontrado muchas veces en la vida con gente implacable, con un odio excesivo, con demasiados rencores, que se empeñan en hacerte claudicar porque sólo su verdad es libre y válida. A mí me han tachado de fascista personas que me hubieran pegado si hubieran podido, que me han gritado hasta la extenuación para que no se me oyera, que sólo conocen el insulto y el desprestigio... Y callo. Pero de vez en cuando pienso si no sería mejor la palabra y el pulso, el temple y el diálogo, la paz, el compromiso, el respeto... Se nos hace difícil respetar al que no piensa como nosotros porque no nos han enseñado para respetar, ni para pensar y mucho menos para escuchar al otro... En labores como la mía, la palabra es importante. Es importante para los que vivimos la política como gestión de la ciudadanía y creemos en el bien común, en el interés general,... Para los que somos portadores de la palabra, a través del periodismo. Para los que nuestro mayor tesoro es la amistad y la compañía: tantas noches en vela hablando de qué sé yo... Por eso, a veces, me duele más que nunca que alguien proclame su verdad desechando la mía sordamente, sin escucharme siquiera porque yo no tengo derecho a nada, o casi nada, por ser yo... Por eso amo las palabras, porque nos dan espacios para la convivencia. Porque abren ventanas al mundo. Porque nos ayudan a volar libres... Aunque a algunos, la libertad, si no es la de ellos mismos, les acaba angustiando... Volad. Sed libres. Y dejad que vuestras palabras sean más bellas que ninguna y tengan tanta validez como las del otro...

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