miércoles, 12 de enero de 2011

IMÁGENES


El día es de olores. Pavarotti canta Cielito Lindo y mi mirada se queda a ras de suelo en aquella en Ibiza. En aquella Cala de les Platges del Comte. Estoy a nada de volver a la tele, en tres horas y me sorprenda superándome a mí mismo en algunos criterios que hace unos años me hubieran desquiciado. Pero no. No hay desquicio. Se lo digo a Mabel vía telefónica: este año, relax emocional. ¡Qué ya veremos lo que nos dura! 

De repente una olor me devuelve con mi mañana a Sarrión, al baño de casa de la Lina, lo cual me hace pensar que aquella sensación debía de ser un perfume propio de mi abuela o algo similar. Pero se clava, de repente. ¡Cómo es la memoria! Ploft! De repente, sin venir a cuento, me veo entrando en la casa, subiendo sin luz la escalera desviando mi dirección en la escalinata con la mano apoyada en la baranda, entrando al comedor, calor de estufa, con el abuelo Baltasar en el sillón, al final de la mesa, con su tapete de plástico, su hule que se raja por las esquinas, con su cenicero de cobre, con su calendario de días caídos,...

Al rato, a la media mañana, el olfato me deja a punto de coger un avión: no sé adónde, pero es un aeropuerto, aquella olor me recuerda a una escapada, pienso en Berlín, si acaso fue Praga. Estoy en el aeropuerto de Valencia, pero no sé hacia adónde voy. Que iba... Con aquella olor a mi lado, que me recuerda a un viaje que no sé dónde me llevó...

Voy a ir recogiendo. A ver si de una vez por todas arreglo algo la casa, aunque tengo que afeitarme y pasar por la ducha. En breve, tele. Con ganas, aunque tengo la sensación de empezar hoy de cero. Me suele pasar cuando tengo un par de semanas que no cumplo con el calendario y hace mucho que no hago tele (el último programa fue el año pasado, en diciembre sí, pero 2010, al fin y al cabo).

Me duele que haya gente que le vaya la vida en cosas que ni le van ni le vienen... Yo, por el contrario, me dedico a mi trabajo y a escaparme por la noche para lijar un ninot o pensar un proyecto nuevo. Y me gusta. Me llena. Me completa. Aunque me ponga a escribir en el borde de la medianoche y se me vaya el teclado hasta las tres de la madrugada, como anoche, que era la víspera de hoy...

Me siento a escribir de nuevo: vivo frente al ordenador. No escribí mis compromisos para el año nuevo por miedo a prometerme que dejaría de sentarme frente al monitor. No sé por qué elijo la foto del día, aquella imagen de la playa, descalzos y la hago antigua. Me condiciona a veces el blog a escribir sobre las fotos que elijo, debería de escribir y elegir foto al final. Aunque no serían tan poéticamente bellas... las imágenes. Estas hojas perdidas...

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Canción: La riva bianca, la riva nera de Iva Zanicchi

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