La vida me sorprende. Yo me sorprendo con mi vida. Lo que anoche me puede quitar el sueño, en lo que valoro como un proceso de aprendizaje, de maduración, de qué sé yo, se convierte a la mañana siguiente en una anécdota. Hoy me ha sucedido: me he sorprendido a mí mismo poniendo paz en donde hay guerra o batalla, no sin cierta pena, desazón, curiosidad o resignación. Bueno resignación no, nunca he sido de resignarme.
Capítulo 1
De mi vera se han apartado algunos o yo los he abandonado sin darme cuenta: estos sí que podría contarlos con la mano. Y se habrían ido en un tiempo grande. De vez en cuando pienso en ellos, en algunos de ellos. Otros sí que los borré. Y pienso que no están ya a mi lado porque el camino no era para los dos juntos. No es algo agradable, desde luego. Pero es la vida.
Me conciencié hace tiempo de lo bello que es vivir. Hay gente que no lo comparte. O que no lo piensa. O que no lo descubre. Yo intento que los que me rodean, lo sepan. Que compartan conmigo la belleza de la vida... por eso me gusta tenerles a mi lado, porque hacen que mi vida sea más bella, más cómoda, más hermosa... E intento complementar las suyas para que de igual manera, se sientan afortunados como yo.
Fin del capítulo 1.
_____Hoy me asaltó la ruptura a primera hora de la mañana: y no me gusta. Pero tampoco me gusta que me condicionen, que me chantajeen emocionalmente, que no se fíen de mí, que no compartan, que se extienda el egoísmo a sus anchas,... No sé si alguna de estas razones me hizo hoy mirar al cielo, respirar hondo y caminar. Y me encontré a mí mismo, caminando, por la vida, sabiendo que no estoy solo. Que es improbable que lo esté nunca, porque mimaré la amistad cada día. Pero por si acaso, algún día, en la vereda del camino, mi tristeza se acuna sobre los brazos de la soledad, engancharme del hombro y hacer que siga por el camino... Con vosotros, a mi lado. Porque el resto no es vida. No es mi vida.
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