domingo, 3 de enero de 2010

EMPEZAR



Escribir hoy es como empezar de nuevo. Esa es la palabra mágica: empezar. Porque probablemente siempre es lo que más nos cuesta. A mí, sin embargo, sabéis que es lo que más me gusta: empezar. Promover cosas nuevas, diseñar proyectos nuevos, empezar de cero, subir, generar, crear,... Empezar, al fin y al cabo.

Acabamos de empezar el año. 2010: suena bonito, par, redondo... Creo que es más mágico de lo que me había podido plantear. Últimamente he tenido poco tiempo para plantearme este tipo de cosas que acaban surgiendo y dándole vueltas a la cabeza... Ahora me doy cuenta, escribiendo las primeras palabras del año nuevo que 2010 será un buen año.

Aún no he hecho mi lista de propósitos para el año que comienza. Mentalmente he diseñado algunas, pero no las he escrito, no las he planteado, no me las he tomado en serio. En breve me pondré a la faena, para cumplirlas a rajatabla. Por el momento, 2009 cerrado.

He empezado el año en Londres con Hugo. Recién llego. Las maletas aún están en el comedor por abrir, las fotos por descargar, a excepción de algunas que me he traído ya para escribiros esta noche antes de dejarme empujar por el cansancio. Nos ha ido genial, ha sido una buena experiencia compartida y un viaje con montón de momentos intensos y bellos, especiales y mágicos, de los que algunos os iré contando cuando recopile las fotos y deshaga las maletas...

La foto es de Stonehenge: de la edad de Bronce, la construcción megalítica y mágica. El comienzo de todo, cuando empezar es difícil, no se puede tener de mejor manera que regresando a 2.500 años antes de Cristo para poner a cero el cuentakilómetros y empezar. Empezar. El viaje ha sido un inicio, una vuelta, un regreso, un recuerdo continuo de cosas, de momentos, de personas... He dedicado muchos días a reírme con Hugo de nuestras cosas y mucho tiempo a ampliar nuestro saco de la felicidad bien conseguida. Y así, los dos, nos dedicamos a empezar.

Siempre es bueno empezar, aunque nos cueste. Empezar supone que algo nace. Empezar invita a crecer. A compartir. Empezar, con todas sus dificultades, nos invita a renacer de nosotros mismos y ser mejores... Y yo, he empezado. Con vosotros. ¿Os atrevéis a empezar?

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Pensamientos al empezar (para antes del sueño del cansancio)

1) Siempre hay motivos para empezar. Y hay que empezar siempre. La tristeza la viven aunque no lo sepan los que nunca empiezan...
2) Siempre hay lugares para la sonrisa. Sonreír nos ayuda a vivir con el alma en pie.
3) Siempre hay alguien a tu lado que te empuja a empezar. Es maravilloso tener a tantos brazos amigos con los que el comienzo sea menos duro.
4) En contra de lo que nos enseñaron nuestros padres: no hay que acabar todo lo que se empieza. Mi felicidad comenzó hace mucho y no tengo intención de ponerle cierre.
5) Me alegra tener a mi alrededor la grandeza de los amigos y familiares que me tocaron en suertes: soy un tipo afortunado, sin propósitos de año nuevo, pero muy afortunado.

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