Cualquiera podría pensar que la cercanía de la Navidad acabó por engullirme, pero no. Fui yo el que se la tomó en sorbos cortos y tragos grandes días antes de que llegara... Tengo hoy lamentablemente la sensación de que llegan las navidades... Hoy, porque vine de compras. Lamentable, ya lo dije. Pero cierto. Por cierto, que he dejado la tarjeta tiritando, pero de verdad. Asustado me hallo...
No he venido escribiendo a diario porque las últimas horas han sido tan frenéticas como las de siempre pero sin paso por casa... En toda regla, una contrarreloj con la que meterse la navidad en vena y autoconvencerse, bajo el frío siberiano que lo fríe todo, de que estamos de fiesta. Empecé el mismo jueves por la noche, tras un día intenso, con la cena de la radio. Allí estuvimos, primero de cena y viajes, luego de copas y risas. Con María Jesús aprovechamos la cena Angelita y yo para recordar lugares, rincones, espacios, momentos fantásticos de nuestras vidas... Nos fuimos con el chupito en el cuerpo al Café de les Temptacions. Matusalem con Nacho y María Jesús. Confidencias en la escalera. Matusalem con Fran. Risas junto a la barra. Puesta en marcha y al día. Matusalem con Nacho, llega la madrugada. La repasamos en un Micra hasta dar con nuestros huesos en La Caverna, como marca la tradición. Se nos hizo tarde, llegó el frío. Como marca la tradición. Fran y yo esperando un taxi, Raúl cogió el anterior. Eran las cinco de la mañana...
El viernes trabajé por la mañana y preparé mi amigo invisible de la noche. Tenía cena de empresa (¡¿?!). El problema del pluriempleo: cuando se trabaja en diversas empresas, se tienen diferentes cenas... ¿Qué le vamos a hacer? Aprovechar la crisis y llenar el buche.
Me acuesto porque el cansancio me puede antes de irme a cenar. El sueño fue complicado. Mucho. Últimamente hay quien tiene sueños muy raros. El domingo Gloria me despertó para contarme el suyo... Me levanté, me duché, me vestí como los de El Internado y me fui a la cena...
Me reí de lo lindo con Juanma y Paco, con Reme, con Cristina, con Mer y Borja... En otra mesa Sonsoles, Vero, Joana, Isabel, Bausà, María Pó, Miriam,... En otra, Carol, María, Cristóbal, Kike,... ¡Todos! La cena fue un exitazo. El amigo invisible, muy divertido, con Juanma y Javi como maestros de ceremonia. Otro bombazo y luego... ¡Al Cyrano!
Cyrano se repletó de buen rollo... Ya lo estaba. Pero nos fuimos arrinconando por los huecos del pub. Estábamos menos tres socios. Y de risas. Creo que nunca nos habíamos reído los cuatro (nuestra primera dama se unió esa noche) juntos: con el Cyrano a tope, nos quedamos acurrucados en un rincón, en mitad de todos, echándonos mil risas que era lo que nos apetecía. Nos lo pasamos muy bien, dentro del almacén y fuera, hablando de mil y una cosas. Haciendo planes de futuro... ¡Qué nos saldrán bien!
La gente se recogía cerca de las cinco de la mañana y yo me fui para casa porque a las nueve me iba a una reunión de trabajo... ¡Dios! Casi que ni podía... La reunión se alargó hasta las dos de la tarde. Me fui a comer con Bausà a casa de Laura, para despedirnos de su reinado como Fallera Mayor. Nos hincamos un arroz del horno mientras no paramos de reírnos y al Iale. Fue la despedida de Laura y la exaltación de Carol, nos quedó apañado y celebramos por lo alto la felicidad de nuestras amigas...
Carol y Laura han sido dos personas importantísimas que han aparecido en mi vida. Con David y con Sergio. Este año nos han pasado muchas cosas y todas juntos. Y eso se agradece, porque nos vamos apoyando y creciendo juntos. Lo digo siempre y lo sabéis: mis amigos sois mi gran fortuna... Y a unas horas de que se reparta el Gordo, ya se sabe que a mí la lotería de la amistad me ha premiado con pedrea y todo. Así que, gracias.
Acabamos en el Cyrano. Una vez más. Y vino Lázaro y acabamos con una conversación pendiente que nunca habíamos tenido. Y fue un momento grande. Porque me vino genial para saber que el sorteo, una vez, me tocó en Asturias. Me fui a casa en taxi, con un frío gélido, con un invierno duro... Y dormí diez horas, porque andaba rebentado.
El domingo comimos en casa de José, que es además de buen cocinero el mejor de los amigos. Vi a Álvaro con su sonrisa vampírica irse a dormir. Nos reímos en la comida. Con Juanín, Hugo y Manolo. Nos vimos "Malditos Bastardos", que es total. Y en taxi me fui a ensayar la obra de teatro que va viento en popa... Luego, un japo. Me encontré a Pepito y a Ana entre los sushis. Me encantó verles y disfrutar de esa amistad tan traída que nos llevamos. El destino me puso a Lázaro en el local de al lado y volvimos a resumirnos lo que venimos siendo. Luego, David y Carol me trajeron a casa. Había cruzado la medianoche cuando me tumbé sobre la fría cama. Invierno absoluto, víspera de navidad... Y a seguir. Esta mañana al Ayuntamiento y luego de comida y compras con Hugo. Hablando y tirando de tarjeta... Tirita más que yo. Desde luego. La tarde final en casa y ahora, después del teléfono, de Gloria, Cristina y Mabel, me preparo para salir a cenar de nuevo, a golfear, a reírme... Cena con la gente de la concejalía de Juventud. Mañana el Gordo. Pero a mí, la vida, ya me regaló el sorteo hace años... Desde luego. Sobreviviré a la navidad. Lo prometo. ¡Ah! Felices Fiestas...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.
DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...
-
Los árboles de otoño tienen la hoja caduca, pero su raíz sigue anclada al suelo, a la tierra, donde erguidos se crecen con el paso del tiemp...
-
Nunca dejo de remar, porque es lo que siempre aconsejo a tanta gente que quiero... Pero es verdad que hay días que son lunes absoluto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario