domingo, 13 de diciembre de 2009

LA NAVIDAD QUE CAE

La lluvia pone broche a su fin de semana, al mío. Un fin de semana a tope, previo a una navidad que llega pero que no espero, que no percibo. La otra noche soñé que no me daba tiempo a comprar los regalos, pero es que tengo la sensación de que no hay nada por delante. Así que, me espero, y llegaré tarde, como en el sueño.

El fin de semana recuperé las fotos que me envió Toñi de su cumpleaños en Cyrano. Me las envío, sábado al mediodía, tras una mañana de mensajes y llamadas en la que nos reímos bastante. Al final vi las fotos por la noche. Antes de irme a cenar con Vicente, Gilberto, Juanjo y compañía.


El viernes cerré el trabajo y me fui a comer. De ahí al Cyrano, a comprar cosas para decorar el local (lo decoramos el sábado por la tarde) y luego, Luis, me llevó a casa. Acudí de nuevo a Cyrano y con Gueguel llegué a la entrega de los Premios Desgarrats 2009. Los presentaba con Angelita. Y fue una risa. Nos felicitó todo el mundo por la gala y nos fuimos contentos, y con un ron cola, a seguir la noche. Yo regresé a Cyrano, con Marta, Alba, Mireia, Ana y Bea. Con Mabel y Pons junto a Montesinos... Al rato Gueguel y Luis, Pilar y Ricardo,... A las cuatro de la mañana, con un taxi llegué al Wandu Palace y con Hugo y Uiso, a la Indiana. Me dieron las siete de la mañana...



El sábado me fui al centro a ultimar compras de decoración y me paso algo curioso. Al salir del metro, escuché un acordeón, en la calle Xátiva, en la propia entrada de la estación... Era un acordeón triste, sonaba melancólico y arrastrado. No me preguntéis por qué, pero me hizo sentir algo especial. Como una gota de pena, de conmiseración, de llanto, de tristeza,... ¡Cómo sonaba aquél acordeón en mitad de la tarde! Era como una banda sonora de mi realidad presente, tan especial...

Salí y le dejé un euro en el platillo. El hombre, con el rostro terriblemente ajado, con sus manos esqueléticas y sucias, con su ropa raída, me esgrimió una sonrisa desdentada de lado a lado y me dijo: "Gracias". Y tuve ganas de llorar. O de parar y de sentarme a su lado, cogerle de la mano y decirle: "Gracias a usted, que me ha hecho sentir...". Seguramente, si lo hubiera hecho, habría dejado de tocar para dejar su mano entre las mías... Por eso no lo hice. Por eso y porque dejé su música entre aquellas viejas manos que lo hacían todo más bello...



Estuve con Jorge decorando el pub durante la tarde, charlé con Mabel al teléfono, me tomé una trina y me fui a Na Jordana donde exponen el primer premio de Belenes. Me acerqué, disfruté, me sorprendí y aprecié el increíble trabajo que los de la falla hacen siempre... Espectacular.

Pero sobre todo, me acerqué a ver a los amigos que hace tiempo no veía, que son de la falla, de esta falla tan especial. Me pegaron mil broncas por haberles dejado en el olvido, y eso, en el fondo, quizá, es porque me echaron en falta. Con lo cual lo siento y gracias. Sentir el olvido, pero últimamente ando algo perdido, como cantaba Ismael Serrano, y gracias porque sentir que a uno le echan en falta, te ayuda a ser más feliz...



Sea como sea la navidad está que cae. Lo descubro en las luces de las calles, tras la cena en Las Brasas y antes de volar al Cyrano donde anoche celebrábamos la fiesta del Barceló. Pasaron por allí muchos amigos y muchas horas... Cerramos Hugo y Manolo, Ana, Majo, Mamen y Alfredo... ¡Cómo me alegró verles! Por la tarde hablé con Nuria por teléfono. También les echo en falta y tengo visita pendiente que caerá pronto...



Llegué a casa rendido de sueño, se me cerraban los ojos en el coche, viniendo a casa con Manolo... La noche se gira a frío, el invierno abre sus alas, la navidad se deja caer...

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