jueves, 3 de diciembre de 2009

EL FRÍO CIELO DE MI INVIERNO



Echo en falta hoy un paseo de media tarde, solo o en compañía. Siento haberme perdido los pasos que habría desatado esta tarde bajo un cielo azul invierno... El azul de Levante es precioso. En verano apacigua el alma y enamora a los corazones. En primavera, regala amor. Ahora en otoño, nos invita a llorar sobre un manto de hojas doradas... En invierno, mi cielo se cubre de un azul oscuro maravilloso, que irradia frío, sí, pero que te hace darle las gracias a la divina procedencia por ser tan majestuoso, por tener la fortuna caprichosa de poder paladear la delicia visual más bella del mundo...

Esta mañana cuando salí de casa vi el cielo petróleo que lo impregna de todo, como de invierno, cubriendo una ciudad sin nieves en su primera hora. Me invitaba a pasear, un día como hoy, entregado al paño de mi abrigo y con las preocupaciones de ayer, de hoy y las que me quedan. Un paseo. Sosegado. De esos que hacen el camino tranquilo, alargado, con pausas. Que invitan a tomarse un café, largo. Hoy, de repente, enfundado en mi abrigo me apetecía un capuccino en la galería de Covent Garden. E imaginaba las palomas que siempre sobrevuelan el mercado. Imagino a los artistas que actúan por cuatro monedas y consiguen la sonrisa del público. Y luego, con mi abrigo, y una revista bajo el brazo me imaginé subiendo a la estación para bajar al metro por la calle donde venden las entradas de los musicales... Y vuelta a la realidad. Al frío cielo de mi invierno, que es tan bello, tan bonito,...
Anoche llovió por sorpresa, cuando nadie lo esperaba. Ayer, la lluvia, predijo que hoy el cielo sería apocalíptico... Como mi invierno, y los paseos que no doy en tardes como ésta. Ha sido un día bello. Y aún queda la noche, oscura noche...

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