miércoles, 26 de noviembre de 2008
VEINTE AÑOS
Ayer llegué. Se acercó un señor, de unos cuarenta años, poco pelo canoso y calvo en general. Ha venido una persona a verte que no vas a conocer... "Mira", me dijo. Sonreí. "Juan Carlos". Pausa. "Juan Carlos Martínez Serrano". El sonrió. "Bueno, Serrano Martínez", me contestó.
Hacía 20 años que no nos veíamos. Era mi compañero de pupitre, me recordó él. Recordaba perfectamente la calle en qué yo vivía, que mi familia provenía de Sarrión, y ciento mil un detalles que yo había aparcado en la selectiva memoria... Juan Carlos dos décadas después. Juan Carlos mi compañero de pupitre. Juan Carlos mi amigo de los almuerzos en el patio de recreo. Juan Carlos el de las frías mañanas de calefacción en el aula de la escuela...
"Qué bien te ha tratado la vida", me dijo. "No puedo quejarme". Y es que no puedo. Nos resumimos la vida, nos sonreímos todo el rato y de vez en cuando le miraba a la cara y me costaba reconocerle, por el paso del tiempo. Pero seguía teniendo la mirada de Juan Carlos y su corte de pelo... Algo más canoso. "Qué bien te ha tratado la vida, jaime...". Se giró y le dijo al señor calvo: "¿Ves como si nos conocíamos?". Y claro que te conocía. Y te reconocí... Aunque hayan pasado veinte años.
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