martes, 11 de noviembre de 2008

CAFÉ CALIENTE EN TARDE FRÍA DE OTOÑO



Habíamos comido un plato de pasta con queso italiano, espeso, pero muy rico. Algo de rúcula acompañaba el plato. Me sorprendió ver cómo mis labios se marcaban en blanco sobre el borde del vaso de agua. La tarde caía afuera. El color de la piedra se hacía más intenso bajo el oscuro cielo, que parecía quería romper de un momento a otro...

La música sonaba de fondo. Me gustaría poner algún título de canción, el grupo, pero sinceramente no lo recuerdo. No estaba escuchando la música. Durante un rato él empezó a hablar más rápido. A veces me costaba seguirle. Por lo que fuera, aquella tarde era especialmente dura, y la conversación, de vez en cuando se rompía entre silencios con ausencias mías a cada momento...

Volvíamos a estar uno a cada lado de aquella mesa. Volvíamos a comentar lo que tantas veces habíamos hablado y nos divertíamos pensando en los planes futuros que estarían todavía por llegar... Comentamos la actualidad, la que radiaban las noticias. Hicimos nuestras apuestas de aquellas elecciones... Y cuando la realidad se puso más dura que la realidad misma, dejamos atrás el informativo y regresamos a la mesa...

"Mira estas fotos", me dijo, "¿qué te parecen...?". Entonces vi muchas cosas que antes no había visto, me sentí identificado y mordí en mi memoria golpeado por aquellas imágenes que concienzudamente guardaba en su álbum personal de fotos...

Bajamos a la calle. Paseamos por la ciudad. Y nos sentamos a tomar un café caliente a la sombra inexistente de Santa Catalina. Era una tarde fría de otoño. Ahora lo recuerdo todo...



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