jueves, 16 de mayo de 2013
ME DESPERTÉ
Me desperté. Salí a la calle, bajé por los caminos del tiempo sin recordar apenas las lluvias de ayer, sin que hubiera existido aquella tormenta imprecisa, que caía con el sol fuera. Salí a la vida, con la sonrisa puesta, calculo que después de canturrear alguna canción más, de las que la cabeza no sabemos por qué nos trae a la memoria y a la boca. Y con mi misma boca dije las palabras que fui cosiendo para hacer mío el verbo. Y así escuchaba tanto como decía, y lo uno me parecía tan distinto a lo otro, tan sin sentido, tan sin verdad, que pude llevarme a los atajos que se esconden bajos cielos negros, repletos de nubarrones y encerrarme en mi no.
Y por eso decidí que no. Porque el no también podemos decidirlo, aunque sea más difícil que el simple hecho de decirlo. Pero lo decidí, que no me compensaban las tormentas del alma que nos apuran la vida, recortando bajo el prisma de otros nuestros propios días. Y al decidir que no, inventé un mundo nuevo, con unicornios blancos y flores de todos los colores, con cascadas de oro que sólo surgen por la noche, de nubes blancas, pomposas, que se extienden como alfombras mágicas a los pies de un Aladdin, con animales libres de los que son como dibujos animados y producen una simpatía grande... Y así, inventé un mundo de fantasía, con luz y color, que me apartaba de los ruidos y las miserias, los engaños y las trampas, las penas y los descoloridos... Así, con mi razón por bandera, le puse imaginación al día y conseguí que nuevamente, los caminos serpearan entre colores bellos y alegrías dormidas, placeres pequeños, delirios de felicidad y el caminar sosegado y tranquilo que dan la paz y estar tranquilo.
Si quieres, porque igual tu día de hoy está lleno de penas y sufrimientos; si te apetece, porque a lo mejor oíste la canción que no quisiste cantar, si lo deseas, porque como yo, prefieres caminar entre los pasos descalzos que se cubren de armonía, puedes ponerle a tus días el color que le faltan. Sopla fuerte para que desaparezcan los nubarrones, y quédate, si quieres, aquí, junto a mí, a ver cómo muda el cielo y se viste de color esperanza...
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