miércoles, 12 de octubre de 2011

A GUSTITO


Felicidades a las Pilares y a los Pilares. Incluyendo a los de la tierra.

No es un buen día, pero tampoco es un día malo. Y no es un día anodino. Dicho así os dejo en blanco y sin saber muy bien qué pensar, ¿cierto? Os explico: tengo últimamente bastantes frentes abiertos, unos cuantos, no muchos más que en otras épocas, pero los siento como demasiado abiertos. Y claro, todos a la vez, y en una semana de nervios, pues... las cosas se juntan. Por eso, por los frentes que se abrieron, hoy que me han rondado muchos, en día festivo, no ha sido un buen día. Tampoco ha sido malo porque ninguno de ellos ha eclosionado de manera fatal. Lo peor el ensayo general de "La solució" la obra de teatro que ha escrito Ángeles y que estrenamos el viernes. Al final, me ha envíado un mensaje privado que hasta eso lo ha mejorado. Y me quedó así asido a ese buen rollismo desatado por mi partnaire y acrecentado por muchos años de amistad en un solo sentido. No ha sido un día anodino porque tengo la cabeza y el alma ocupados. La cabeza por darle vueltas a muchas cosas y el alma, con el corazón, por ciertas tristezas empujadas y que son un frente más.

Me falla uno en especial, el que no esperaba que fallara en estos meses, pero todo se oxida, como hierro que se hunde en mitad del agua, y me he convencido en apenas una conversación con Leo anoche en Cyrano y otra con Angelita esta mañana, que daría igual que se nos rompiera el amor de tanto usarlo, de tanto loco abrazo, sin medida... Ése que me falla, me duele especialmente y al mismo tiempo me libera y me hace llevar a cabo acción y reacción. Mientras el cuerpo aguante y el alma no sufra: no estoy en un momento de mi vida en el que me vaya a consentir que el ánima me sangre penas...

Me viene otro rincón oscuro y escondido: para las cosas que deben de solucionarse, tiempo. Si tienen solución, que llegue, para las que no, el fin de todas las cosas. Pero haré de mi silencio mi camino y esperaré a que caigan las hojas del otoño y decidan hacia adónde van los ríos de mi vida.

Me falla el último ensayo de la obra de teatro: eso me lo rompe todo. Ceno una bolsa de gusanitos que me abre un dolor de estómago (aunque yo creo que son los nervios) y me espero a ver un programa esta noche en Antena 3. Hoy debería de estar en la tele, pero es festivo y no voy... No voy a la tele.

Hemos ensayado en la falla. Cuando creo que todo se viene abajo puedo recibir una foto por mensaje como la de la otra tarde de Kone que se olió que las cosas no iban bien y me envió una cerveza. Kone aparece irremediablemente siempre que hace falta: tiene un olfato femenino, un sexto sentido, exquisito. Prim me deja un sms ayer mañana, o antes de ayer que me hace andar a su lado otro trecho más... Ángeles hace un rato vía facebook... Mi hermana anoche desde el móvil... Me van llegando ánimos y palmadas. Y así el camino es mucho más fácil y llevadero.

El día de hoy, fuera de la tormenta emocional teñida de gris, ha sido divertido: desgastado por el ensayo pero a risa continua con Miguel Ángel y Mónica, con Rosario y sus croquetas de thermomix, con Elías y Sandra, Nick, Marisa, Elena, Cristina,... Ha sido un buen día, en líneas generales, si no fuera porque ando cargado y en espera de descargarme. Ojalá lo hiciera con la velocidad del Samsung Galaxy Ace. Voy a ser incorrecto: ¡vaya mierda de teléfono! Me he quedado a gustito... Y más que me voy a ir quedando...

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