martes, 9 de febrero de 2010

MI MIRADA




Veo mis ojos cansados frente al espejo y noto las arrugas recoger la mirada bajo las gafas. De octubre a aquí me salieron unos surcos por la vida que se me han quedado cogidos a la cara. Mis manos siguen jóvenes como siempre, no tanto mis piernas. Me duele la garganta. Y a ratos el alma, aunque mucho menos. Tengo las heridas cicatrizadas del pasado remarcadas con un rotulador para que no vuelvan a abrirse ya, para que no supuren. Y duele el recuerdo, pero no la herida. ¡Es que ha sanado perfectamente!


Sigo en silencio, aquí en el ordenador de mi despacho, ver la vida pasar a golpes y retazos. A cansancios callados y la calefacción nos obliga a no mirar por la ventana que nunca tuvimos. Pero afuera todo es sol y soleado. Hace un día estupendo, bien distinto del de ayer, que fue gris y triste. Hoy el cielo tiene nubes blancas esponjosas y de gran tamaño. Hoy mi voz no suena y las que oigo alrededor están apagadas. Pero afuera, en el mundo, la vida es alegre y sonríe el sol sin excesivos ruidos...


Anoche cené en el japo. Sushi, sashimi, maki,... Llegué a casa antes de la medianoche y me dormí pasadas las unas de las madrugadas... Hoy me he levantado y literalmente no he parado nada en todo el día. Y sigo así, decidiendo si llego a casa antes de las tres de la tarde y me hago la comida. Y algo más...


Mi báscula se ha enfadado conmigo, por eso no hace más que enviarme estúpidas cifras que me desolan. Me hago mayor... Irremediablemente.


Y sin agenda esta tarde, casi no me lo creo. Como no me creo otras cosas, muchas, que pasan en mi vida, y pasean ágiles por delante de mi mirada....

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