viernes, 13 de abril de 2012

A PARTIR DE HOY...


A partir de hoy. Sí. A partir de hoy, que es madrugada, y una loca llora en Gran Hermano, que no sé por qué lo tengo encendido en el televisor. A partir de hoy, que llueve, que me he dejado el cansancio a lo largo del día, que he estado hablando con una Aurora desanimada al teléfono y he cribado mi propia realidad, que me he sorprendido con alguna conversación de chat, que me he emocionado con un nuevo proyecto escondido en un Starbucks de los dos que hay en la calle San Vicente, que tengo la sensación de que viene algo bueno (algo nuevo), que he hablado con Jose que vino a comer a casa, que cociné con prisa y con ganas, que hice la cama nada más levantarme, que limpié con ahínco la casa... Hoy. Sí. A partir de hoy que me miro a mí mismo y no me reconozco en algunas cosas, que me pierdo en saber si quiero solucionar otras, que me proponen cosas que no me apetecen nada y no sé si decirlo, que me preparo para planes de futuro que me pueden hacer soñar algo más... Sí. A partir de hoy. A partir de hoy que dejo señalados estos renglones sin torcer y sin Dios, que me apetece alargar la madrugada para mañana no madrugar nada, que me siento poeta en verso, que no quiero besos aunque mantenga en mi espíritu burlón la necesidad de coquetearme con mis palabras, hoy que hablé con los amigos que están fuera de España y casi no me dieron envidia, que me vi guapo por dentro, que me sentí cómodo, lleno de fuerza con una vitalidad pasmosa, que presiento que llega la suerte, mi baraka dormida. Hoy, sí. Y a partir de hoy. Porque es cuestión de proponérselo y de decir que sí. Porque ha llegado el momento de disculparme, que no os escribí desde el lunes. cuando había prometido mucho más, yo que no soy de prometer cosas que no vaya a hacer. Hoy, a partir de hoy, que miré desafiante a la báscula porque me aburre que no se mueva y si lo hace sea hacia arriba. Hoy, sí, hoy, y a partir de mi camino bajo la lluvia con esa sensación de mil veces de saberme que algo me sobrevuela, más allá de mi necesidad de cambios, del ardor guerrero que me provoca saber que aquella petarda que se siente mi enemiga en la sombra habla pestes de mí, más allá de los silencios, de las palabras, de las mañanas... Hoy que volví a escuchar a Serrat y por primera vez pensé que sí. Y que hacia adelante... Y que hacia arriba... Hoy, que suena ahora el móvil, cerca de la una de la madrugada, como si fuera lo más normal y es Richard. Hoy, que hablan de adivinar el futuro en la tele, con el pie apoyado sobre la mesa, pienso si alguien adivinaría el mío... Y de repente, paro y pienso, que no quiero conocer mi mañana. Que hoy es hoy. Que hoy me importa. Y que me importa a partir de hoy...

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