Ha nacido Mar. Vicente apareció por sorpresa una noche acompañando a mi amigo Jose Acosta cuando Jose no era el casi hermano que es hoy. Como él no conocía a nadie más y Jose andaba a la suya, yo le dí conversación y calculo que un ron con cola. Él se memorizó pronto cómo me gustaba a mí tomarlo y cuando, poco después aparecí por su falla, me sirvió el mejor ron con coca cola que hubiera en la falla... Me presentó a Amparo, que era como abrirme las puertas de su familia, y Amparo me cayó genial y me pareció una mujer guapísima por dentro y por fuera... Como yo ya venía conociendo a Jose y Ana, y me parecían ideales, sus amigos, al fin y al cabo, tenían que tener algo que les hubiera enganchado... Y entendí que era la manera de ser de ellos lo que les hacía tan especiales. Vicente empezó a ser amigo y Amparo empezó a ser amiga. Y así, entre escapadas nocturnas, restaurantes japoneses, piscinas castelloneras y algún que otro sarao nos hicimos amigos y hasta hoy... Les casé. Vicente se emocionó cuando le hablé del amor y de la amistad. Amparo estaba radiante. Y me sentí feliz de formar parte de aquella historia tan bonita en la que había tanto amor... Pasó el tiempo, fueron pasando los meses y los buenos momentos y las malas noticias. Pero hoy sólo hay lugar ya para la alegría... ¡Qué bonito! Hoy ha nacido Mar, fruto de ese amor, y llega al planeta tierra rodeadísima de tíos que le vamos a querer mucho. Todo lo que se merece... Me siento feliz por el amigo Vicente y por la amiga Amparo, me siento contento de ver que habrá otra personita más a la que conseguirle una sonrisa. Habrá otro pequeño tesoro que empieza a tomar parte en nuestras vidas y que hará, seguro, que la amistad de Vicente y Amparo conmigo sea, aún más bonita, si cabe... Papis, me alegro muchísimo. Muchísimo y de corazón. Lo sabéis... Cuando la felicidades de los míos se desborda me siento más vivo y feliz que nunca. Y sé cómo estarán ahora Vicente y Amparo...
Bienvenida Mar. Firmado: Tu tío, que te quiere. Besos para todos.
Bienvenida Mar. Firmado: Tu tío, que te quiere. Besos para todos.
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El cielo está nublado. Se acercan las vacaciones de Semana Santa y parece que un techo de nubes grises tiene que cubrirlo todo. Me paré anoche en la báscula ante los 89.100 que había abandonado con mi gripe. He vuelto a subir. Me pongo a dieta voluntaria, mientras preparo un cocido a fuego lento... Siento el olor del incienso que encendí para limpiar la casa mientras suena Puerto Presente de Macaco. Sí, lo sé, el cocido no es dietético... Pero ¿quién dice que no puedan existir nuevas dietas? Por lo pronto, esta mañana volví a subir a la báscula y desafiante le miré a los dígitos y le dije: "De aquí, hacia abajo...". Ya veremos quién gana la partida...
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Voy a sacudidas de inercia e intenciones. Esta mañana por obra y gracia de mi voluntad, me calcé las zapatillas de deporte, la ropa de correr y me fui al río a correr. No os miento si cuento que, tanto tiempo hacía que no hacía nada que pensé que lo mejor sería andar. Y anduve. Pero héte aquí que me sorprendí a mí mismo dándome a la carrera para completar un primer kilómetro casi con la lengua fuera... Seguí caminando, pensando en mis cosas y en las de otros... Y llegué hasta las Torres de Serranos donde decidí regresar a casa y poner en marcha la comida, que era hora. Me sorprendí a mí mismo de nuevo galopando al principio y rematando otro kilómetro más... A base de correr he regresado a las zapatillas y a las buenas intenciones que, sin fallas de por medio, no tendría ya que cortar... Vuelve a sonar en la carrera La Oreja de Van Gogh que tantos recuerdos me trae, y ahora, mientras el hogar huele a caldo, suena "Lacrimosa" de Juan Luis Guerra... Es para escucharla con los ojos cerrados, si nunca la habéis escuchado... Espero que si alguna vez más, la volvéis a escuchar, os recuerde a mí...
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