martes, 3 de abril de 2012

AL CONTRARIO DEL MUNDO


He conocido a Mar: día dos. Esta mañana me levanté y me fui a abrir la sede. Pepa acudió al rato y desayunamos pasada la media mañana en el bar del pasaje, que ha pasado a manos de los chinos, como otros tantos negocios. Dani me hablaba el otro día como empresario del riesgo del mundo chino, en la boda de Ana y Germán. Ana y Germán suenan a matrimonio ya por el nombre y porque los llevamos siempre juntos de la mano. Hasta el mediodía he estado cara el ordenador intentando arreglar algunas cosas y mediante whatsapp me he enterado que Mar y Amparo habían pasado buena noche. Soluciono en dos minutos vía móvil el comer con Vicente, porque me dice que le hace ilusión que vaya pese a que sabe lo que opino de los hospitales. Jose Acosta acudirá a comer con él, así que me dice Vicente que genial si voy y comemos juntos los tres.

Llego en taxi al Consuelo, qué gran nombre para un hospital. La calle Callosa de Ensarrià, recuerdos de fin de semana en infancias con papá y mamá. Subo a la cuarta planta (habitación 433) y descubro a Mar durmiendo (¡Cómo duerme pardiez!) y a Amparo, con un aspecto fantástico recién parida como está... Vicente y Jose esperan. Y los padres de Vicente. Nos bajamos a comer y hablamos de todo un poco. Luego subimos de nuevo: Mar sigue durmiendo cuando la cojo en brazos por primera vez. Duerme plácidamente sin que nada le altere el sueño... Al poco tiempo Jose y yo nos vamos al Cruz Blanca: él toma un té rojo y yo un agua. Al rato llega Jorge, chateo con Angelita y vuelvo a casa en autobús con la hora puesta en las ocho de la tarde que me recoge Angelita y nos vamos a la falla Exposición.

He aprendido dos cosas: una que se agradece la amistad de Vicente al que le hacía ilusión, y así me lo dice, que fuera al hospital a conocer a su hija Mar. Yo te agradezco esa amistad y que me lo digas, de manera infinita. Y la segunda, que, dicho por Jose: soy un tipo visceral. Quizá es algo que deba de corregir, creo que tiene razón. Y que te lo diga un amigo es para tenerlo más en cuenta todavía. Si visceral viene de víscera, lo cierto es que soy un tío de entrañas... Pero con menos pasión calculo que también os apañaríais mis amigos... En cualquier caso, los que aguantáis esa entraña y víscera a tope, gracias... Por seguir a mi verita. Y gracias a Vicente y a Jose que me han enseñado dos cosas preciosas hoy... Una, que los amigos te quieren mucho (algo que sabía, pero que es precioso recordar) y dos: que hay que corregirse, y yo lo estoy haciendo ahora que me hago mayor... Al contrario del mundo...


No hay comentarios:

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...