martes, 24 de abril de 2012

DOS EUROS DE IRA


Debería encender un incienso, bajar la persiana, entreabrir la ventana y centrarme en este peñón, el mar batiéndose sobre el, el cielo naranja y el horizonte perdido. Hoy he sentido ira. Y no me ha gustado nada...

Anoche tuve la cena del sector en nuestro casal y la cosa se alargó un poco, pero en un clima fantástico. Tuve antes comisión de cultura. La cosa se alargó un poco, pero en un clima patético. Lo bueno de mi vida es eso: que en momentos pasas de alegrías a penas, de momentazos a garruladas,... Vamos como una montaña rusa. Menos mal que servidor emocionalmente es más estable que el peñón que intento recordar, que si no...

Me acosté con un insomnio que tiraba de espaldas. La preocupación ha pasado esta mañana otra vez por la báscula (89.000 kg). El domingo cerré por la noche con noventa y uno, razón por la que he adelantado la dieta bikini, operación sin cuartel antes del verano. Me he despertado acalorado y porque sonó el teléfono. Primero he madrugado algo para ir al baño, luego volví a los brazos de Morfeo.

A mitad mañana, después de teléfonos y sarandongas me he bajado a la sede. En el camino y vía whatsapp he descubierto que la imbecilidad humana no tiene límites, algo que sospechaba, pero que algunas se empeñan en reivindicar personalmente como si fuera un triunfo. Ha conseguido al final que sintiera ira, algo que no siento nunca. He regresado a casa, airado, y me he encontrado el correo. He recordado que tenía que hacer la renovación del paro. La he hecho, he comido proteínas y bajo un calor de 30,2 grados (¿dónde está la primavera, pardiez?) me planteo encender un incienso, bajar la persiana, entreabrir la ventana y centrarme en este peñón, el mar batiéndose sobre él, el cielo naranja y el horizonte perdido... Anoche al regresar en taxi, el taxista un chaval joven, me dijo que hay que ser optimistas, esperar a que esto se arregle, y que sino él, con lo suyo, bastante. Me devolvió tres euros en dos monedas, una de ellas, de mis favoritas. Y la cogí, brillante, pensando que muchas cosas de mi futuro dependen de aquella moneda. Esta mañana la eché en una hucha... Mi futuro está en esa hucha. Y mis dos euros de ira, que ya no merecen la pena.

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