miércoles, 10 de diciembre de 2008

UN DÍA DE CINE

Desde que preparo el papel del Pare Femenina para la próxima presentación de Noscarmientas (La Sorpresentació, sábado 20 de diciembre a las 22.30 horas - Perdérsela sería un pecado...) le estoy cogiendo el gusto a las lecturas divinas, los salmos y las oraciones varias... Uno de estos días llamé por teléfono a Álex y quedamos a comer. Le dije que a la playa. De vez en cuando todos necesitamos un atracón de arena y lo que es más dulzón, de aguas que luchan contra las rocas y la orilla. Creo que es la manera más metafórica de romper nosotros mismos y batirnos en lucha contra quien nos toque... O lo que nos toque. A mitad camino llamo por teléfono a Ángeles, que es tan reconfortante como ver el mar luchando contra la orilla, y le digo que se prepare, que vamos a recogerla. Y me plantó ante un arroz rojo junto a mi Mediterráneo... ¡Qué jornadón! Ayer comentaba que me estoy reventando a jornadas gastronómicas y que disfruto como un niño con zapatos nuevos de las comidas reposadas y las horas de conversación sana... Al salir del restaurante, me encuentro con una carta que se queda a la altura. La escena es divertida, puede serlo dependiendo del sentido del humor de cada uno. A Ángeles y a Álex les moló en su momento, pero a mí me sigue gustando más el reflejo del cristal... El mar. Y las olas batiéndose contra la orilla.



Fue un día de cine sin dudarlo. Un día de Óscar, de premio. De aquellos días que se quedarán en la memoria. Estoy seguro que nos encontraremos por la vida con alguno de esos momentos en los que uno dirá: "¿Os acordáis del día de la playa?". Y yo pensaré: "Claro, como olvidarlo". Fue el día del Óscar,...



El caso es que no sé si el premio fue a la mejor comedia o por un drama. Cualquiera de las dos sensaciones se entremezclan en el día a día de la vida de cualquiera de nosotros y los que somos especialmente efusivos, tan excesivos como sensibles, los disfrutamos el doble. Las unas y las otras... Tardaré en olvidarme de aquel momento, de rodillas, hincado ante la escultura de Antonio Ferrandis a orillas del mar... ¡Qué de risas!



De todas maneras, si en la memoria se me ha de quedar como el día del Óscar, preferiría llevarme el de masculino protagonista por amistad... Fue un regalazo que nos dimos, un homenaje sentido y disfrutado, una pausa más, un placer y más poder compartirlo con dos personas que me han demostrado siempre su cariño y su amistad.

Estar junto a los demás en los momentos buenos en fácil. Estar en los malos, cuesta un poco más. Pero estar desde el silencio, sólo por respeto y no por disfrutar de poder comentar las vidas ajenas se agradece tanto... Aquel fue un día de cine. Y es que yo siempre he tenido la suerte de vivir rodeado de estrellas...



Se cierra el telón. Sobre la pantalla aún colea el título final "The End". Y el mar sigue batiéndose contra la orilla. Y yo, sentadito en la orilla, veo como pasa la tarde. Y la vida.

No hay comentarios:

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.

DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...