A Luis le gustan poco las fotos, creo. Así que, después de pedirle permiso, les hago hueco a él y a Gueguel en este blog de amigos... Ellos lo son. A Gueguel la conocí durante uno de los años más importantes de su vida, aunque creo que los dos somos conscientes que nos hemos hecho amigos después. Y nos hemos hecho amigos por su simpatía, por su alegría y por tantas fiestas juntos. Luis estaba con ella en aquel año, pero no le conocimos, ni le vimos, porque él, que también sonríe siempre, es extremadamente discreto. Son una pareja encantadora y, ya lo dije, muy sonriente. Lo cual me parece la mejor filosofía de vida: portar por bandera una sonrisa...
Creo que nunca he visto a Gueguel sin sonreír. Y sólo una vez cansada: en Alicante. El resto del tiempo ha sido y es un torbellino de fuerza en un cuerpo con aspecto de señorita frágil. Pero Gueguel es un tesoro por descubrir. Yo creo que la descubrí en un concierto de Fito y los Fitipaldi. Creo que también a Luis. Fue el inicio, como en Casablanca, de una bonita amistad...
Y desde entonces hemos compartido muchas cosas: Héroes, Gloria Stefan, el pasado Premio MotoGP y los cienmil planes que tenemos por delante... La otra noche acabamos haciendo fotos con mi móvil... Fue una noche redonda. Divertida. Nada planteada. Las cosas, muchas veces, cuando no se preparan, surgen. Y surgen más claramente si la gente que ha de participar de ellas, lo hace sin plantearse nada más que vivir con una sonrisa en la cara... Eso creo que es lo que nos une: nuestra capacidad de sonreír. Y eso es algo muy grande. Seguramente, si alguien me preguntara porque Gueguel, Luis y yo somos amigos, lo tendría muy claro: porque sonreímos juntos.
Me encanta sonreír con vosotros. Y viajar. Y hablar. Y salir de fiesta. O quedarnos a cerrar el Cyrano. Las hamburguesas del Kentucky saben mejor si cenamos juntos. Las gambas del Desafío. Las horas de conversación... Espero que podamos tener muchas más risas juntos... Siempre es un placer. Un abrazo.
martes, 28 de octubre de 2008
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