lunes, 13 de octubre de 2008
HUELE A LONDRES
No sé si las lluvias. Si el incesante tráfico de nubes volando sobre mi casa. Si el gris continuo. Si este olor a tierra húmeda y batida. Si la humedad por sí sola, arrancada del otoño por un calor incesante. No sé si la imagen de libertad que aclama siempre Londres. No sé si el día trascurrido o las noches, la sidra de pera, el calor de la estufa en un pub de estilo irlandés, el acento tan distinto, el idioma, la prisa continua, los metros que no cesan, la grandeza de Tragalgar Square, la simple belleza de Picadilly,... No sé por qué, pero huele a Londres. Al Londres de siempre...
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