miércoles, 8 de julio de 2015

FUNDIR A NEGRO


El calor. Sublime. Aire acondicionado. Anoche, directamente, del casino me vine al sofá, sin pasar por la cama, la habitación, la casilla de salida ni cobrar las 20000 pesetas. Esto último lamentablemente es un chiste de Monopoly que algunas generaciones ya ni comprenderán... Me he despertado antes de que sonara la alarma, básicamente porque hoy la puse. Me entretuve en el ordenador y me fui a la mesa de contratación del Ayuntamiento. Estuve en el despacho con Víctor y bajamos con Pepa a tomar café al casino. Suena a ludópata total, casino de bar. De pueblo. Lo único que nos queda con cuatro calles y la Cruz, lamentablemente. Regresé al despacho y tomé coca cola luego con Tiby, con Fernando y con Alejandro. Poco más. Cociné unos solomillos de pollo, quise dormir pero no me daba tiempo: tenía tele. Ducha, taxi y grabación. Me quedan un vino blanco en el Mercado de Colón y una cena en Ruzafa, con el jurado de Masterchef, en la pizzeria Augusto.

La pantalla rota es el símbolo de la ruptura, del cruce de cables, del ya está bien. Siempre he dicho que mi nivel de hartazgo tienes límites que nada compensa. Hoy, ya, el calor decidió por mí. Solo queda resetear o apagar la pantalla. Fundir a negro. En el futuro, tengo mis respuestas.

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