lunes, 6 de julio de 2015

CALMA


Calma. Y frente a mí nada. Me grabé a fuego en el recuerdo de la memoria el Nolan embistiendo el mar. La mar, que me gusta decir a mí. Últimamente regreso a aquella última travesía frente al sol y a los golpes y al agua que lo refrescaba todo. Batido, así, contra las olas me hallo...

De vez en cuando me pierdo en esa memoria injusta que tengo. El jueves en tren me fui a Moncofar y estuve frente al mar. El viernes me cerré en el despacho, salí por casa hasta la noche que tuve acto, cena en Las Brasas y correfoc. Acabamos en Cyrano como si no fuera ni sábado ni verano.Y nos volvimos en el coche de Juanjo, Joaquín, Dory, Javi y yo. El sábado consagré el día al noble arte de perder el tiempo y no es lo que más me divierte, lo sé. Salí al final del día, sin carrerilla, a cenar en Casa Sendra por el Bon Pastor y me recogí cuando acabó el baile. El domingo, calor, misa y procesión. En ese orden. Y un vino de honor.

Y esta mañana, al Servef a arreglar unos papeles y al despacho, con mi calor a cuestas. Por eso, de vez en cuando, y sin pensarlo, me disparo de nuevo en el Mediterráneo... Así, como quien no quiere.

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