martes, 14 de julio de 2015

CRISIS CUARENTENA


Dejé el aire acondicionado programado para que se apagara solo. A las 6:30 cuando me he despertado por primera vez, he comprobado que lo conseguí. Que se había apagado. Apunto en mi moleskine personal: llevo una semana durmiendo en el despacho. A todo se acostumbra uno, incluyendo las olas de calor, a apagar el ordenador para ahorrar luz, a oír de una manera sistemática la misma canción que nos da buen rollo durante muchas veces (Yo sigo con Massiel y su "Eres". Creo que me la sé mejor que ella).

Es verano. Y estamos arrastrando julio como si fuera una navidad extra porque todo el mundo quiere que quedemos a comer, a cenar, a salir, a volar... Pero tengo una agenda que ni en fin de año, ya digo. Esta tarde tengo ensayo/lectura de teatro y antes quiero seguir con el ataque de limpieza que me dio ayer antes de ponerme a ver Anclados. Luego me fui a dormir porque American Pie 2 ya no me hace reír...

Y esta mañana me desperté viendo un emotivo vídeo del Australias got talent (o como se diga) en el que un chico iraquí se marca un Imagine que hace llorar al más gallardo... Y así seguimos, echando la semana, pensando las citas obligadas por trabajo que tengo (mañana en la tele, presentar Nuevo Centro,...), subrayando que hago cosas por espasmos (ya dejé de escribir) y dejándome mecer en este mar sereno con el que se va diluyendo el año. Tengo la sensación como ese tamiz que deja pasar la arena que así se me cae el tiempo. Cosas metafóricas que pasan en mi vida - cómo para quejarse, de lo literarias que son mis horas -.

Me duele la espalda desde la boda, yo creo que el chaqué encorsetado ha ayudado a que tenga el homoplato rendido. Así andamos.

Mañana es el cumple de José. Pasado el santo de mi madre. Que no se me olviden las cosas, porque las agendas que escribo nunca las miro.

Y mientras sigo con la sensación del tiempo que huye. De verdad, creo que mi crisis cuarentena se me ha venido arriba: ¡Siempre fui un adelantado a mi época! Estoy tan descansado como apático: el calor contribuye lo suyo. Lo dejaremos caer, mientras esperamos que llegue la luna, para que sea noche y el aire acondicionado refresque de nuevo...

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