martes, 23 de septiembre de 2014

GANAS DE OTOÑO


Me ha encantado reencontrarme con esta foto, con los hoyitos de Rosa tan edurnizada. Con mi cabezón de sal mirando adelante. Veo dos sonrisas felices. Felicísimas. En aquel estudio González, calculo, donde mamá nos habría llevado. Conjuntados, los dos. De un granate absoluto: me parece recordad el suéter. Rosa no ha cambiado: su mirada sigue siendo la misma. Me gusta esta foto. La tenía abandonada, perdida en un cajón. No hay muchas fotos de mi niñez (calculo que alguna más de mi hermana), pero me ha encantado hoy dejarme atropellar por la nostalgia...

Son las 0.30 del martes. Acabo de llegar, con mi garganta rota, de la reunión de ejecutiva en la sede. Cuando me desperté un gris inmenso lo inundaba todo. Me tapé con las sábanas y la colcha y pensé: por fin. Por fin puedo taparme después de tantos meses. La siesta, sin embargo, la hice descubierto, sobre el colchón, cruzado de oeste a este. La lluvia ha caído torrencialmente en veinte minutos. Mi alma me ha hecho pensar en las goteras, pero casi como una anécdota. Y la vida, que es lista, los designios o el mismo Dios, han hecho que en casa no cayera nada. Fuera, el apocalipsis. Pero se rompió enseguida con sol de otoño. Y al rato, de nuevo, en nublado. Y así a ratos.

Tomé café con Tatín en el Menjant. Se nos unieron Pepa y Víctor. Acabé la faena en el despacho y me fui hacia casa, cargado con la Cuenta General y algunas otras cosas. Me dejé la tarde en comer y escribir algo. De aquí y de allá, porque llevo cienmil historias. Y me hice la siesta. Regresé al teclado, ducha y reunión.

Y ahora me voy a dormir. Dejando un tuit que sabe a victoria napoleónica: "En política hay que sanar los males, jamás vengarlos.". [Napoleón Bonaparte].

Por dentro, yo, sin embargo creo que ando con ganas de otoño...  

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