jueves, 11 de septiembre de 2014

EL PIRATA


Sobre la colina, divisado desde el horizonte, el sol esperaba la llegada de nuevos horizontes. Cargado sobre la proa, el capitán miraba arriba del precipicio los años caídos hacia el mar y el torreón desnudo sobre la cima. Las olas bailaban de un lado a otro y el sol, agónico, disparaba contra las rocas más luz que contras las nubes. El paraíso, allí, abajo, un salto para suicidas que nunca quisieran regresar. El vértigo al fin y al cabo.

Las nubes acabaron por atrapar al sol y lo ahogaron en silencio mientras se mecía la tarde llamando a la luna que por el otro lado de la isla salía a su encuentro. Lucha continuada.

Volviendo a la realidad: es Jueves. He pasado la mañana en el despacho sin parar, a velocidades de precipicio y me preparo ya para irme a un acto en la Pechina, una globotà en la Avenida de la Paz, y lo que nos traiga la noche... Lo que nos depare, que se suele decir. El aire acondicionado deja la casa en 29,8º. La calle, ardiendo bajo el sol de poniente, como en la canción, invita a no salir. Pero no hay más remedio. No sé si llegaré a tiempo de ver a mis padres, me dijeron que vendrían. Me gustaría verles y anunciarles algo que mañana ya se sabrá. Anoche tuve "Tot és Festa" y al acabar cenamos Mabel, Diego, Carla y servidor en el Foster's. Supo a vuelta al cole, a inicio. Ya era el segundo programa, pero el primer Foster's. De aquí a nada: otoño.

Llegué directo en avión casi a la tele, por nada me toca tirarme en paracaídas y la lección aprendida. Frente al café que pedí en el aeropuerto, me asaltó una decisión que ni siquiera tomé. Pero llegó. 90,800 kg. marcaba esta mañana la báscula. Ayer, el calor era otro. Ayer desayunaba en la baranda d'En Bossa mirando al cielo de vez en cuando para ver pasar las nubes. Y así los últimos días. Muchas cosas vividas, descanso y silencio. Lo buscado. Lo esperado.

Y hoy, calores de poniente, infiernos de cemento y recuerdos de un pirata que buscaba su destino... Como casi siempre.

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Pd: Quiera la vida que una época como le escribí a Amparo por whatsapp mis días me dejen arrinconado con absoluta felicidad en las calles blancas y las fachadas encaladas, en las tierras de mar y las playas de rocas, en los veleros que surcan y en las noches que se deshacen,... Quiera la vida. 


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