Ana y Laura se encontraron ayer por primera vez. Había pasado mucho tiempo, casi toda la vida. La pura vida. La una vestida de blanco; la otra de negro. Las dos con sus heridas y sus mentiras a la espalda. Con el corazón cerrado. La una frente a la otra... Y yo, testigo mudo, con la fantástica sensación de que este encuentro (será) puede ser único... Pocas cosas me apetecían tanto. María y Ángeles, Ángeles y María, mano a mano. Anoche hicimos la primera lectura de la obra de teatro de este año de la falla Noscarmientas. Dirigirlas va a ser tan difícil como especial... Ayer comenzamos un camino. Tres extraños: Ana, Laura y yo. Gracias, siempre, por vuestra generosidad...
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