Lo intenté, quise y no supe. Retrocedí de repente tres vidas y caí de nuevo en mi desdicha cómo sabríamos que pasaría si al mirar hacia atrás me quedé como mujer de Lot, convertida en sal. El spotify testifica con canciones que siempre nos gustaron pero que nunca supimos cómo se llamaban mientras devoro una y tres galletas de chocolate, de galleta, relleno de culpabilidad y galleta. La dieta se dispara por los desencantos y recala sobre el cuerpo cansado de sol. Hoy no salí de casa: de nada sirvió. La cárcel donde escribía los versos de mi desánimo dejaron que sus paredes se cerraran un poco más porque regresé a los callejones sin vida. Aquí, como una Bridget Jones, sin diarios, a base de penas dejo que mi "All by myself" sea un sonido más lounge, "You&Me Song", sin que hayan "yous" ni "mes" que cantarse...
Es tarde de sábado y me voy para la punxà. Calor de resaca santiaguil, pasada por Cyrano tras una reunión de teatro. Con Amparo, Manolín y Adri, Laura, Sergio, Borja, Lorena, Marta y Dani. Carol con David de pasada. Y noche que se esfumaba cuando cerraba la persiana el local sobre el que descansan los pasos de la adolescencia tardía.
Noto caer el sudor por la espalda y la canción retumba como una banda sonora con un mensaje claro: adelante. A seguir. Hacia arriba. O hacia otro sitio, que ya será suficiente... ¡Y qué anecdótico el destino! Salta un anuncio de Carlsberg que avisa que el tiempo se acaba... Que nos pille bailando, el fin del mundo.
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