Ni una sola caricia habrá... Alborán y Carminho se pelean a susurros en casa mientras el aire acondicionado combate el calor de esta tarde de sábado de julio. Anoche estuvimos en el concierto de Fangoria. Espectacular. Y antes de anoche en el de Mónica Naranjo. Espectacular. Y el miércoles cenando en Eliana... La semana es de fiesta de pueblos, de proyectos de mañana, de sensaciones raras... De echar a volar.
La vida me regala siempre momentos y yo decido no sé si equivocadamente qué hago con ellos. Anoche me volvió a pasar, en el concierto. Cuando adiviné ayeres entre las sombras y pensé en qué hacer con el mañana. Y dejé pasar las nubes que anunciaban tormentas con esta soledad de guitarra y piano que tintinea por mi vida.
Cenamos a la sombra de la tarde que caía, con Marifina y Paco, sus amigos, Bea y Cristina Estevez, Alberto, Laura, Claudia Mas y no recuerdo si me falta alguien. Llegaron luego todos los amigos. Primero Diego Palacios. Actuaban las Nancys mientras apuraba algo de atún con anchoas y tomates. La noche, cayendo. Y Fangoria se retrasó para dejarnos una noche genial. La acabamos mano a mano Alós y servidor en el Cyrano y retirándonos a casa a una hora prudente.
Desde el 16 Júpiter navega por mi casa y se deja sentir con una temblor de tierra distinto. Voy a ponerme en acción que ya toca. Porque seguimos. He quedado a cenar, preselección y verbena.
Ayer me dijeron que haré algo especial y que me vestiré de una manera distinta. Una noticia que suena a emoción. Alegría compartido y saber que hay gente con la que mola.
Yo, sin embargo, sigo cruzándome con el destino en pasillos de hojarascas, y me olvido (Gara).
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