jueves, 29 de diciembre de 2011

AY DEL MAÑANA

Me quedé en las ganas del retiro, me quedé con la tentación de que este 2011 no fuera el año en que menos hojas perdidas se nos cayeron por el camino, pero no lo logré. No lo conseguí por cierta apatía de los últimos meses que me han tenido encerrado en otras cosas. Pero esa dejadez mundana se acaba aquí, con el año, con este año impar, que son los de mis fortunas, inconcluso, inacabado, inapetente, surrealista, diferente,... Lleno de momentos vacíos y con algunos recuerdos especiales. Pretendía escribir unas líneas para desearos feliz 2012 y que sirviera como colofón a este año que despedimos. Pero hay obras que no acaban con el aplauso rompedor, o con la música en éxtasis. No. Hay espectáculos que dejan al actor solo, en la oscuridad del escenario y cierran el telón... El aplauso llega al rato. Escucho a Chavela en estos momentos como himno de coronación a lo vivido: "nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores, otra vez a brindar con extraños y a llorar por los mismos dolores...". El último trago...

2011 tuvo grandes momentos, calculo, y otros no tanto. Ha pasado y he pasado de todo. Por lo casi mejor y rondando lo casi peor, pero sin excesos, sin radicalismos... 2011 fue un año electoral en el que dejé de gobernar, probablemente algo que noto en mi acción diaria más que en mi reacción personal. En contra de lo que cree mucha gente no fue un jarro de agua fría, ni mucho menos. Fue una puerta abierta hacia otras experiencias de las que por la vida voy conociendo. En lo profesional no ha sido un mal año, tampoco el mejor. Si acaso, los dolores de cabeza desde septiembre han marcado el final del curso. Y es que me voy de este año con la salud por bandera. Me dejo 2011 con cinco quilos menos en la báscula, con la intención sana de salir a correr, comiendo mucho más en casa y recobrando viejos hábitos como la lectura o el escribir... Aún así, lo digo, 2011 ha sido un año apático si lo miro bajo el prisma de las últimas semanas...

Se me ha ido gente de la vera a la que echaré de menos, me he apartado de otras por una cuestión de lealtad conmigo mismo y he aprendido a disfrutar de los que han ido llegando y, sobre todo, de los que se mantuvieron... Firmes. Agradecido, una vez más. La vida, que no deja de ser ese camino de sorpresas y monotonías que se dejan en el día a día pequeños recuerdos que han de quedar para siempre.

2011 ha sido el año de Edurne y Álvaro creciendo, de otros amigos siendo padres (cómo me alegro tanto por vosotros) y otros dejándonos a la espera feliz en 2012. Un año de sentimientos y sensaciones, de primeros premios en teatro y en la falla, de fuegos que se llevaron mucho que ahora purifica el viento, de amistades y amaneceres... Recuerdo de un año que empezó en Madrid y que me hizo viajar menos de lo que me gusta... Pero recuerdo Cuenca allí e Ibiza en el Nolan tan cercanos, que me llenan por completo, y a la vera de Leo que me vino mucho mejor de lo que nunca se creerá. Fue año de euforias y desaciertos, de silencios, sosiegos, lastres y condenas, esperanzas y desesperanzas, ayeres y mañanas, esperas de mañana, cambios de mañana... Futuro al fin y al cabo.

Creo que 2011 ha sido la puerta abierta a todo lo que venga ahora, el porvenir que nos queda y en el que me voy a dejar la piel y mucho más... Ha llegado la hora de cambiar algunas cosas, en breve... Recuerdos y olvidos... Que quedan ya con la puerta abierta para mañana, para pasado... Ay del mañana...

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