Veinte años después, casi nada. Después del cole, después de la vida... Con el paso de los años y de los sueños, de las memorias y de nuestros recuerdos. De las revisiones. De las esperanzas y las desesperanzas... Anoche, con nuestras mochilas cargadas de vivencias, de temores por no llegar a reconocernos o nada que decirnos, nos reencontramos los amigos del cole, con los que empezó la vida. ¡Qué experiencia pardiez!
Me anduve la tarde pensando cómo sería aquella noche. Había sido de los que querían volverse a juntar, pero llegado el momento quizá pesaba algo, o demasiado, el romper una barrera creada por el pasar de los años... Y allí, en El Jardín, mi generación. La generación con quien destrocé el MSX, aprendí a jugar a detectives, me peleé o me invitaron a sus cumpleaños. Mis pequeños amigos de los belenes vivientes, de los festivales de playbacks, del teatro escolar, de la Insula Barataria, del Sueño de la noche de verano,... De hacer falla y quemarla en el patio, de tantas cosas...
Fue una experiencia increíble. Produjo una sensación especial, única, difícil de describir. De contar, como os cuento todo...
Me costó reconocer a alguien, pero muy pocos. Me costó recordar a alguna persona, pero fue cuestión de tiempo. Y no nos costó nada calentar y empezar con el "revival", razón indiscutible de la cita. Fueron pasando muchos recuerdos y una sensación en todo momento de: no puede ser verdad. Pero lo era. ¡Vaya que sí lo era!
Y era verdad que estaba la espigada Melisa, mi amiga de infancia, la mujer seria y callada que nunca lo fue conmigo. Mi compañera de fatigas, de recuerdos, de patios de recreo, de bocadillos en papel de plata (y creo recordar que ella de pan integral).
Y vino Villora: amigo del alma y compañero de fatigas, con quien celebramos cada victoria, cada tarde de juegos, cada examen preparado con los pies apoyados en alto... Y fue una alegría ver que ha crecido, que tiene dos hijos guapísimos, que no le ha cambiado nada la mirada... Y vino mucha más gente: mis amigos. Mi generación. Aitana, con su padre don José. Maricarmen y Maribel, que no han perdido dulzura. Luisa, que no ha envejecido nada. Reme, Póveda, Trillo, Chechu, Jorge, Mayordomo, Roberto, Jesús, Fede (y sus padres), Carlos, Sandra, Pedro Salas... ¡Mi gran amigo Pedro Salas! Qué fuerte... Lo de anoche fue un subidón de azúcar, de recuerdos, de momentos,... de muchas cosas, compartidas con todos. Con mis amigos, de toda la vida. De la vida que nos ha separado veinte años, pero anoche fue como si saliéramos del cole. Y le dijéramos adiós a Héctor, el conserje, gritando entre la algarabía del patio pequeño, que brotaba en primavera, ante el descampado, y el quiosco de Claudio... Hasta que por la tarde volvíamos a empezar con nuestras clases, con nuestras mochilas, nuestras mesas, y aquella ventana, desde la que se veía la casa de Melisa y el cielo y yo, miraba hacía arriba y pensaba dónde nos llevaría la vida, siendo un niño...
Y ayer la vida volvió a llevarnos al cole. Gracias.
1 comentario:
Poco mas se puede añadir. La gente estaba totalmente entregada, a cada cual mas orgulloso de estar allí compartiendo el momento con todos y cada uno de los que fuimos (y deseando compartirlo con los que seguro vendrán a las próximas). Aunque ahora mismo no nos demos cuenta creo que nos ha dado un soplo de vida a todos. Cada una de las sonrisas de la foto de grupo escondía a un niñ@ que le ha dado dos guantazos a nuestro "yo" de todos los días y nos ha devuelto en mayor o menor medida la felicidad que solo un niño es capaz de sentir. Si después de la foto todos hubiésemos salido corriendo por el parque a comernos el bocata, a jugar a pillar, al futbito, con sus clásicos. "Se puede?", "De quien es la bola?" y el as de ases "No vale trallón"... nadie se hubiera dado cuenta. Inconscientemente somos un trocito de la vida de todos y eso se notó, y estoy encantado de que se notara. Esto que es mas general lo dejo publicado en el muro del evento.
Me alegro de que habláramos todo lo que hablamos y espero que nos quede mucho por hablar, cosas que recordar tenemos para dar y vender y ya encontraremos el momento de ir haciéndolo. Había pensado muchas veces como sería el volver a encontrarnos después de tanto tiempo y te agradezco que quisieras que fuera como fue. Un abrazo muy fuerte, un montón de recuerdos, unas fotos que te debo y un nos vemos pronto.
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