miércoles, 3 de noviembre de 2010

UN CROISSANT


















Desayuno continental. Croissant francés a primera hora de la mañana.

Me llega tu "Hola" y es el mejor "Buenos días" que he tenido desde hace mucho tiempo. Porque no lo esperaba, me viene mejor. Estoy en una reunión en el despacho y pienso cómo os va allí, alejados del mundanal ruido diario, haciendo un descanso en el camino. Un camino que sería más triste sin mí, me dices. Y sin vosotros, digo. Y entonces pienso en no prorrogar la conversación por no romper vuestra paz, allí. Y me llega otro mensaje tuyo, que me toca el corazón. Me hablas de momentos inolvidables, pero son los que me habéis regalado. Y los que espero tener, que no nos los quiten, que no se nos borren, que no se debiliten. Porque, de repente, y sin saber por qué, he entrado en el camino, me habéis dejado pasar a vuestra vida y me siento más completo desde que andamos juntos.

Me mandas una línea más y para mí es aire puro: respiro. Respiro con los pulmones llenos de felicidad. Y me hacéis sacar un lado que desconozco y que cuesta y se alarga el compromiso: que... os quiero. "Que... nosotros también". Y para mí es suficiente, porque lo es todo.

Me encantó desayunar juntos esta mañana. Gracias. Por muchas más cosas. Ha sido el mejor croissant que he probado en mi vida...

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