Debería de plantear otros consejos, para mí mismo, sobre los fines de semana...
El viernes tuve comisión de Interior. Acudí luego a un homenaje a Miguel Hernández, viento del pueblo, y al rato a una cena donde el Consell de la Joventut entregaba sus premios anuales. Han tenido a bien entregarme uno de esos premios, por mi labor como president del Consell, que lo fui, entre 2004 y 2007; aunque ahora me parezca tan lejano... Pasamos una noche agradable, divertida, con proyectos (aunque no nos los contáramos), con risas, muchas, en el pasaje, y en coche hasta Ruzafa. Tenía ganas de risas: estaban Mabel y Pepe, con Angelita y llegaron Carol, Sergio, Laura y David. Risas. Con Luis. Más risas: con la falla de nueva creación,... Y nos fuimos a Salamanca Conde Altea, y seguimos la parranda hasta que se hizo de día.
No os he dicho que llevo un trancazo de no te menees, que me apetece tumbarme a descansar algo, pero que no puedo porque me voy enseguida a grabar un reportaje en el Miguelete, del que os daré más cuentas, pronto...
El sábado anduve cansado hasta que salí a cenar, a casa de Mabel, que hacía mucho, pero mucho, que no la organizábamos tal cual: risas, cachondeo, cotilleos y trocotrós. A las tres de la mañana, empujado por el cansancio del fin de semana, nos hicimos al taxi y cruzamos la ciudad. Me desperté el domingo y me vestí de saragüell, me lo recordó el taxista peruano que me devolvió a casa. Tuvimos la presentación de Tomasos y nos plantamos allí para acompañar a nuestras Falleras Mayores, estreno en la barriada, al alimón, con María, la presi.
Miro a mi alrededor y me siento afortunado. Tengo suerte.
¿Otro consejo? Mira a tu alrededor y siéntete feliz... Yo lo hago.
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