Julio ha sido un noparar y un no paro nunca. Un mes de secretos a puerta cerrada y un tiempo de puertas abiertas, de murmullos que no se silencian amparados por la fiesta. La primera y principal: los sanfermines. Regresé a Pamplona como volví a la India, sólo que en esta ocasión de manera física. Con Ricardo, Richard, Juanma, Roque y alguno más. Fue una fiesta en toda regla, como ya conté en su día, que me para aún más lejana que Ibiza, entre sorbos de calimocho y pobresdemí sanfermineros. Estuvo genial y para repetir (al año que viene, este ya complicado).
Repetiré también el cumple de Mabel y las risas a cada momento. Espero que el tiempo, como tengo casi seguro, volverá a dejarnos pasear cogidos de la sonrisa por tantos y tan buenos momentos. Porque hasta los peores, nosotros intentamos que suban al cielo como aquellos globos infantiles que se nos escaparon de las manos...
En Julio escribí en verso una vez más y hacía mucho. Hacía mucho de muchas cosas, como ahora de otras tantas que cerraré poco a poco. De momento, aquí estoy, en mitad de mis vacaciones contando cómo nos fue un julio que no fue malo, desde luego.
En Julio dejé Tot és Festa para embarcarme en la Mar Salà y viví la fiesta a cada momento como esperaba que fuera, porque julio es para juliear mucho. Y yo, demasiado. No se puede ser tan excesivo...
Una de las muchas fiestas, el concierto de Amaral. Una de las muchas risas, el de Serrat. Las demás fiestas, casi todas, pasaron por las paredes del Cyrano que se ha convertido en el centro de reunión de muchos y muchas. Afortunadamente. Es difícil no encontrarse por allí, siempre, a algún amigo. Y eso, se agradece. En Cyrano no hemos parado, hemos cumplido nuestro primer mes y hemos planeado nuestro futuro junto a los días del mañana, que hay que caminar... Y juntos.
Además de Cyrano, han habido más noches y más días. Algunos regados en rebujito, como la noche que cené con los amigos que hacía tiempo no cenaba. Otras, con ron y cola. Otras con agua y risas... Gracias a esas noches mi julio se refrescó entre termómetros de infarto.
Igual que me refrescan la pequeña Edurne (sigue buscando su tesoro) y Álvaro, mi cada vez menos pequeño ahijado. Julio ha sido el mes de los niños, de poder jugar con ellos, divertirnos un rato en familia y seguir viviendo... Julio ha sido también el mes para preocuparse por los amigos y por la familia. Abrazos Hugo y Kris, adelante.
La nit de la punxà, una más. Ni una menos. Conversaciones bajo la madrugada que saben a sal. Fiesta final en Cyrano una vez más... Camino de Ibiza (sueño robado). Noches de insomnio y de pachanga... No parar. Como siempre, una vez más...
Noche especial con los compañeros del trabajo. Buena cena, revuelta, y camino de noche con música de fondo... Acábamos con Human, temazo. Y con algo de ratpack! El calor, fuera, hace la noche más larga,... Pero fue un gran momento despedir el curso entre los amigos que nos hacen más fácil la labor... Y hubo muchas risas. Muchas.
Así que, eso fue Julio. Idas y venidas, calores sin resolver, pequeños pinchazos del alma, alguna noche de insomnio, otras de vela, algunos repuntes del alma salpicados en risas perennes, que no caducan. Juntarse con los míos y saber de los que estaban más lejos, sorpresas en el día a día, Madrid y Pamplona, resacas de Alicante y calores de poniente... Un gran mes, sin duda alguna.
1 comentario:
Y no parar!!, jeje!!. Bueno, veo que ya estas de regreso de Ibiza, porque ya has podido poner fotos. Menos mal que en Ibizan no te dejaban, sino la envidia hubiese sido mayor!!. Por cierto, gracias por cumplir tu promesa y no mandarme ninguna foto.
A ver si nos vemos pronto y me pasas un poco de esa energia positiva que deja Ibiza...
Un saludo colegaaaaaa. MANU
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