martes, 25 de agosto de 2009

EL COLOR DEL CRISTAL


Sucede a veces, bastantes, que la vida nos deja detalles imprevisibles y momentos que difícilmente ninguno de nosotros pensamos nunca que se darían. Otros son aburridos y pasajeros, otros emotivos, emocionantes algunos, de pena y tedio los menos,... La vida nos va sacudiendo con segundos de acción que giran vertiginosamente nuestros destinos hacia uno y otro lugar, a menudo, también, nosotros somos capaces de convertirnos en los ejes sobre los que giren y desviamos con mayor fuerza el sino hacia donde queremos o hacia el lugar que el propio destino decide volar... Sea como sea, la mayoría de estas veces, todo además depende mucho del color del cristal con el que miramos, sea verdad o mentira. Yo hoy, estoy optimista, como la gran parte de los días de mi calendario romano vital. Estoy satisfecho de ello, contento de verdad, como canta la canción. Pero no tengo color para mi cristal. He decidido dejarlo transparente, con algunos pequeños adornos si acaso, pero trasparente, para que mi felicidad sea real, clara, agua, traslúcida, instantánea, duradera... No quiero color para mi cristal, pero me quedo con el cristal, eso sí para seguir mirando. Y para seguir mirándoos a vosotros, a los que os invito a vivir de mi óptica transparente para que seáis más felices si cabe... Espero que mi felicidad, quede volcada, convexa, en vuestras vidas. Mi felicidad cóncava, repartida como un magno ojo todopoderoso para aquellas personas que seguís viviendo intensamente conmigo ese periplo de días sobre el que se despierta, a cada segundo, nuestro propio destino...

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