lunes, 16 de febrero de 2015
SÉ INTELIGENTE
Creo que lo definí algo así como la resaca diluida, ese momento en el que sigues echando atrás la vida con nostalgia y recuerdas lo que el sábado volvimos a hacer sobre el escenario. Son ya siete años con el concurso de presentaciones y siete años con sabores tan distintos, que dejan al final siempre todos un regusto dulce. La presentación de Amparo costó sangre, sudos y constipados. Yo salí dopadísimo y con miedo a una afonía que no me venció. Eso sí, sobre la marcha, por el camino, se fue diluyendo todo entre una madeja de nervios y de ganas de que todo saliera bien. Y salió.
Me alegró ver a mucho amigo entre el público. Me moló más aún el buen rollo sobre el escenario y el espectáculo, una corte de fanfarrones donde no dejar títere con cabeza. Y hoy, lunes, tras un domingo con presentación fallera y teatro incluido, pues resaca de cansancio, sensación de alivio - ya acabamos llibret y teatro - y agenda completísima de lo político a 97 días de la cita.
Del sábado recuerdo muchas cosas. La necesidad de compartir con los amigos, las risas, el ver que todo fuera saliendo según lo previsto, las risas y las prisas, los cambios de vestuario... Todo lo que hace de esta cita algo diferente. Por la mañana tuve almuerzo en Líria, donde intervine como portavoz, y regresé a casa para compartir una cama que no hubiera abandonado y una maleta que tenía por hacer...
La noche fue mágica. Lo prometo. Con sus cosas, como siempre. Pero mágica al fin y al cabo.
Pasarán muchas más cosas, la mayoría como digo siempre están por llegar. Y reconozco que muchas me atropellan más que nada. Pero es lo que hay. Que los inconformistas dicen que se puede cambiar, aunque a veces lo que de verdad te pide la vida es no tocar nada. Meterte en una monotonía pactada de la que salir cuando todo te parece lo mismo.
Agradecí a amigos, amigos nuevos y viejos amigos que vinieran con nosotros a pasar San Valentín. Hicimos lo que sabemos hacer. Lo que nos gusta hacer. Y a veces poder hacer eso en la vida es maravilloso. Ayer me planteé si hacer también en la vida lo que no me apetece. ¿Y sabéis que me respondí? "Jaime, sé inteligente". Y ya lo he decidido...
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