domingo, 9 de septiembre de 2012

ESCRITURA DE DOMINGO QUE ACABA


Escribo obligado. Vamos casi. Me empuja el cansancio final de este domingo de no parar a tiempo parcial y me veo más tirándome en la cama a leer algo, que me apetece, que no contando las mil y una del fin de semana. La boda de José y Moncho fue bonita, emotiva, tierna, divertida... Todo lo que esperábamos los amigos del festival que fue. Lo fue en el aperitivo servido a pie de masía y luego haciendo gracias mientras cenábamos. La mesa fuimos Aroa, Andrés, Laura, Sergio, Mabel, Pepe, Angelita, Sandra, Raquel y yo. Estuvimos en casa de Mabel por la tarde, tomando café y esperando a que se vistieran y nos fuimos directitos en coche. Casamos, como tocaba: ceremonia bonita y rápida, de unos veinticinco minutos y muchos más cariños, quereres, amores y futuros. Fue una boda preciosa.

La cena la pasamos rápido hasta el café, la alargaron fumando fuera, mientras yo repelaba un helado de mango y mandarina y nos hicimos al photocall, el copeteo, las fotos, las risas y las conversaciones. La música de la orquesta y el calor de un verano tardío que se cerró entre los vientos apagados de una noche cargada de fallerío por todos los lados. Creo que hablé de todo y con todos: no paramos.

Serían más de las cinco, no miré el reloj, casi las seis, cuando me dejaron en casa y caí rendido sobre el colchón con una lluvia de sudor que empañaba la madrugada: me desperté a las once de la mañana y remoloneé hasta las doce. Me vestí de verano y bajé a comprar la prensa, el calor anunciaba una lluvia que no llegó. Me sorprenden los 2,50 euros del periódico y me preparo unas bravas y una cocacola con siesta incluída. Me levanto con la sensación de haber aprovechado tan bien la siesta, me ducho y cojo un autobús directo a la falla. Ensayamos teatro, antes tomamos un helado de crema valenciana, helado de orxata (vamos) y nos vamos al casal. El ensayo va mejor de lo que esperaba pero nos falta algunos matices... La gente se va yendo. Hablando con Carol, camino a la falla, reprendo el proyecto de ir a Nueva York (habrá que hacer planes, plan de ahorro incluído y esperar a que llegue el momento). Nos quedamos Adrián, Carol, David, Angelita y yo en la falla: anochece ya demasiado pronto. No pienso en ello cuando camino solo por  la calle Ruzafa en dirección a la parada del 3... Me sorprendo pensando que vuelvo a casa relajado sin querer hacer otra cosa que no sea ir  a casa ni terminar de otra manera mi fin de semana. Patatas fritas con trufa y huevo frito. Anuncio de dieta. Aída y escribo, sin que me apetezca, sólo por contaros que la boda ayer fue preciosa y que como tuiteo mi vida está completita y tiene de todo... Aunque me mezo entre el calor de la nostalgia y la tranquilidad sin rabia de la pena.

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