lunes, 10 de septiembre de 2012

EL APAGÓN DE LAS 19:34

Los atardeceres de septiembre ya se pintan en ocre. El verano empieza a dejar atrás la memoria de que todo se nos fue realmente rápido, de que se deshizo como en un charquito de hielo las idas y venidas, las subidas y bajadas, y aquellos soles que se derretían entre azules y naranjas en las playas de Formentera se hacen ahora cuadrados y ya no rebotan contra el calor del día. Acaso si hace algo de calor, hoy que empezó el día nublado. Me apura hablaros en estas hojas de cómo andan el cielo o los calores, los fríos de madrugada, porque parece que uno cuando no tiene de qué hablar viene a hablar del tiempo... Pero es que quiero contarlo: me desperté antes de las nueve de la mañana decidido a levantarme con la sensación de que el tiempo de mis sueños se había acabado ya. Y así fue, así lo hice. Pero miré el reloj y comprobé que no me había despertado el descanso si no un aire frío que se colaba por las piernas. Seguí cruzado en el colchón, de lado a lado, y con los pies colgando por afuera de la cama. Y volví a dormirme: ví que la actividad ya había comenzado en el móvil, pero lo dejé todo para luego. Cuando me desperté por segunda vez, hoy lo hice, ya desperté para el lunes, para el día nuevo. Tenía la agenda cubierta y la fui cumpliendo: me sorprendí arreglando la casa al teléfono, adelantando faena de un momento a otro y recogiendo lo que me dejé del fin de semana por medio. Colgué el traje de la boda de Jose y Moncho y planché la corbata que me regalaron. Abrí el facebook donde ya no escribo y vi algunas fotos en que me etiquetaron del enlace y los "me gusta" que me gustaron de los amigos de los novios que señalaron la felicidad compartida: fue una boda fantástica, me lo recuerda Carabantes al teléfono por la tarde. A las dos partí al Ayuntamiento, había llamado al seguro como me propuse en la agenda (maravillosa agenda) e imprimí los bocetos que debía. Luego, comisión de cultura: expedientes e información. Comí dos trozos de carne, tomate y anchoas. Algo de agua. Hace ahora un sudor de final de tarde y tecleo con prisa y energía, porque me voy a la falla a ensayar. Encontré por internet el monólogo que me recomendó Ximet y luego ví alguno más, reescribí la escena que empezamos a parir Angelita y yo para la presentación y... ¡Horror! Apagón a las 19,34... Se va la luz y viene: subida y bajada. Se apaga todo y se descuadran los relojes... Ahora que empezaba a reorganizar mi vida. Vaya. Reenciendo el ordenador y "restaurando" reaparece todo lo que había escrito. Fantástico. Pienso en la ciencia: "¿Cómo es posible esto?". No lo del subidón, eso es cosa de Iberdrola, lo de que todo aún siguiera encendido... Suena "Unchained Melody", canción para siempre de Ghost (sintiéndolo mucho, eso es así) y cuadro las últimas letras con salir volando al bus y encontrarme, por lo menos con Mónica, en El Camerino. Tenemos nuestra quedada de vino blanco.

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