viernes, 7 de septiembre de 2012

EL DÍA EN QUE ME PICÓ UNA ABEJA


No recordaba ningún día que me hubiera picado una abeja, venía saliendo al balcón de casa, plagado de plantas e insectos, con el temor de que antes o después me caería el aguijón. Y ha sido hoy. Me pilló hablando al teléfono con Sandra, apañé un poco de barro en una maceta y me calmé el picotazo que aún ahora podría encontrar con los ojos cerrados. Tirando de memoria, de esa memoria machadiana de infancia que tengo y que mi hermana borró por completo e intentado recordar cuándo me picó una abeja. Y de repente me he visto en la Rambla de Sarrión y más de repente todavía he descubierto que no fue a mí, que fue a mi prima Natalia. Y enseguida me vinieron a la memoria el tío Vicente, el patín de la calle Molino, su gaiato y su sombrero y la recua de niños que mareaba monte arriba en las calurosas mañanas de verano. Vamos, que hoy, según constan en los archivos residuales de mi memoria cada vez menos selectiva es la primera vez que me ha picado una abeja.

Amparo escribió en twitter un consejo que le llega vía arroba y que me apropio: dejar las cosas por escrito nos ayuda a interiorizar mucho mejor los mensajes, por eso hacienda me pega los clavazos por escrito: para que sea consciente. El mensaje dice en cuestión: "Las únicas personas que necesitas en tu vida son aquellas que te demuestran que te necesitan en la suya", que es algo que me escribo por dentro y por fuera para poner en la práctica. Tengo unas cuantas personas que desde hoy pasan al capítulo de borrones y cuentas nuevas. Esta vez, sí o sí, por una cuestión de economía emocional: a tomar por popa los que no me escriben sus versos, los que no me ingresan en la caja de los aprecios ni me llaman a pasear por el caminito de las alegrías pardas...

Por cierto, que anoche me salieron unos versos como #twitteroff que esta mañana me parecieron fantásticos, me los dejo aquí porque ando que lo pierdo todo: "Luna creciente que robas mi sueño por la ventana, envuelve en tu brisa de ensueño los silencios que callo y el dolor de tu alma".

Estoy esperando un whatsapp para bajar al Telepizza y pirarme al concurso de teatro, hoy presentan las obras a concurso, mientras nos debatimos entre nuestros ensayos y las horas que se van cayendo. Luego cenamos en la falla y luego Dios dirá...

Posdata de memoria: Hoy me picó una abeja.

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