Me sobran los títulos y las rabias, los gestos confusos, las mentiras. Me falta que la gente piense, se siente y se libere. Que la gente compense, calcule, equilibre. Me cuesta pensar que todo se rompe porque nadie hace nada que construya, sin contar los hilos de quienes nos mueven. Me duele pensar en los gritos tanto como en la sangre, pero también me duelen la falsedad, el juego sucio, la mentira... La mentira, como palabra repetida. Me gusta más el cielo que el suelo, me gustan más los segundos que las horas o los minutos. Me gusta el aire fresco y la palabra libertad, pero me gustan más las manos que luchan por ser libres desde la conciencia y la consciencia. Me apena el sí por el sí sin que escuches mi tal vez... Me entristece que se pierdan las letras que podríamos leer. Me fascina pensar en el mañana, de otra manera. Me hierve el silencio y las palabras que apago. Me da coraje que otra libertad chafe a la mía porque nunca dejé que la mía arrolle tu camino... Me apena que haya quien se aproveche de quién.
Por eso, cuando algunos inventan letanías y venturas, cuando intentan vencer en batallas que perdieron por suertes buenas o malas, cuando quebrar una ventana no da más aire sino que asfixia, me tumbo triste en la noche y pienso que algo falla. Y que falla todo cuando no tengo más derecho que el silencio ni más palabra que una despedida. No es justo, no es de justicia... Desde luego.
Para libertad yo no sangro, pero lucho y pervivo (a veces y en estos tiempos, hasta sobrevivo). Para la libertad, mis ojos y mis manos, pero sin dejar de contar con los tuyos... Para la libertad hace tiempo que nadie escribe melodías que pueda cantar nadie... Y así sólo hay ruido y rabia, que se contagia y enfrenta. Hace tiempo que vivimos enfrente, los unos de los otros, y hasta nosotros mismos respecto de nuestra manera de ser. La confusión. El ruido. La pena... No me pone intranquilo lo que sucede, lo que pasa. Simplemente me produce una tristeza absoluta que acaba envolviéndolo todo... Y con ello, me voy a dormir. Buenas noches.
miércoles, 22 de febrero de 2012
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