miércoles, 9 de noviembre de 2011

EN TIEMPOS DE SOMBRAS QUE ENFRÍAN

 


A todos nos llega un momento en la vida que toca revisar, cómo si pasáramos por chapa y pintura, por el taller, a ver qué cables andan sueltos o qué tuercas por enroscar... Yo he tenido hoy sesión de garaje, de chapa y pintura, de revisión de golpes y no diré de bajos porque habrá quien haría el chiste fácil, y tampoco está uno para facilitar demasiado nada.

He comido con Toñi, en una terraza perdida por Tres Forques. Sin sol, con una sombra que enfría: spaghetti matruchana y chuletas de pavo. Tarta de almendras y cortado. Ha habido un vómito de verdades y de palabras amarradas y un camino hasta el trabajo desde el que escribo ahora porque ya se me hacía cuesta arriba el no escribir. Hace calor en la redacción de la tele. En breve me bajaré a visitar a Leo y a seguir preparando el programa de esta noche...

Anoche me costó dormir. Me fui a la cama a las tres de la mañana, que se ha convertido ya en la vampírica hora de irme a dormir y me costó por lo menos otra y media conciliar el sueño. Pensaba sobre el trabajo, ideas, progresos, cuestiones, cosas... Al final, las cosas salen, mejor o peor pero salen... Me he quedado sin leche al hacerme media jarra esta mañana: el colacao está en apuros y las galletas se acaban. Mi vida es repetitiva en los últimos días. Y algo habrá qué hacer, porque también he perdido, pensaba hoy, mi reciente costumbre de salir a correr: quiero salir a volar...

Ayer volé. Dos segundos. Quizá un poco más: Leo, por alguna extraña razón, colgó una foto de él, Pablo y mía avalanzados sobre una paella en el Nolan. Es de Ibiza pasada, de este verano. Recuerdo de una tarde memorable en que nos pusimos el vino blanco y la música a toda caña y volamos algo: young hearts run free... decía la canción. Y por eso yo ayer volví al embiste de las olas azules contra el nolan, a la humedad de las noches, al vino blanco y la noche oscura, a la tormenta, las estrellas y los barcos varados, regresé a Espalmador y a Cala Llonga, y volé, con los corazones jóvenes, libremente... Ayer pedí volver a esa tarde y dí gracias a Leo por regalarme un segundo, una foto, que fue mucho más...

El fin de semana tuve de todo: no os lo conté. Os debo una disculpa más. Me dejé y os dejé, por unos días. Y hoy he regresado, casi obligado, aunque reconozco que ahora que estoy aquí, estoy de lujo. El viernes vino una turca, Fatma, a Noscarmientas. Nos fuimos pronto a Canal, que teníamos una presentación. Pero regresamos pronto, tomamos algo y cerramos al final el casal entre la Planells, Miguel, Angelita y servidor cerca de las cuatro de la mañana. Nos fuimos a cerrar Cyrano con Jorge y Tania. El sábado me levanté y fui al tanatorio para despedir al padre de José Vicente. Comí con Boro y Elena, con Angelita en la Tasca Ché y nos fuimos a escribir presentación. A las ocho me fuí al cumpleaños sorpresa de Raquelgarcíatamarit. Lo pasamos de lujo: primero porque no tenía ganas, andaba cansado por demás y segundo porque nos juntamos una trouppe que daba miedo: Raúl, Leo, Gueguel, Luis, Raquel, Pablo y servidor. Entramos en el vip de Mya al final de la noche. Estaban Albelda y Soldado que acababan de ganar al Levante. Al final de la noche, Pablo y Raquel se cogieron un taxi con servidor que nos dejó a echar la noche por las calles de la ciudad... El domingo fue día de lluvias y de casa, de escritura, echando el cierre a la presentación que aún hoy sigue sin concluir... Como otras muchas cosas...

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