domingo, 8 de mayo de 2011

DEVOCIONES


Siento no poder escribir más, con mayor continuidad, pero ha comenzado la campaña y aquí no hay minuto de descanso. La actividad es frenética, pese a lo que anoche, finalmente, acabé en un remanso de paz y devociones. Es el fin de semana de la Mare de Déu. Siempre he pensado que uno puede ser más o menos creyente, pero la Geperudeta tiene tras de sí tal bagaje folclórico y tradicional y un arraigo tal que su devoción está por encima hasta de la propia creencia. La plaza de la Virgen fue, una vez más, el epicentro de un sentimiento que aún hoy seguirá alargándose durante el fin de semana. Yo me pasaré esta tarde, después de una paellita en La Canaleta, a procesionar como corresponde. Y digo que es, además, un momento más que especial.

Las devociones, como los vicios y las virtudes, los temores, los tempos, las respuestas,... las administra cada uno y cada cual, a su manera, pero tienen un carácter al mismo tiempo de falta de control. Vamos, que yo creo que no vienen desatados de manera consciente por uno mismo, y que contienen cierto fervor inducido por alguna razón superior, no divina ni celestial, sino personal, cultural, coyuntural... Las devociones, al final, como digo, se las administra cada uno como considera. Pero reconozco que a mí, ésta, la de la Geperudeta, me engancha como me suele suceder con el folclore más nuestro.

Tengo ganas de seguir y de ver qué llegará. De descansar. De pararme a escribir. De reconducir la rutina. De administrarme silencios y palabras a tiempos iguales. Tengo ganas de sentarme frente al mar, de pensar, de leer, de ir al cine, de descansar y de volverme a cansar... Mis devociones ahora, han cambiado. Me siento más mayor, me traslado hacia mi propia consideración de adulto y lo hago tranquilo y sosegado. Ayer la tormenta lo invadió todo: cayó un agua descomunal y hoy todo es sol y luz. Hay una luz fantástica en esta ciudad: forma parte de esa tradición. Y no deja de ser otra de mis devociones...

Si tuviera que enumerarlas, probablemente, mi devoción principal sería la vida. Los amigos y la familia. El trabajo. El respeto. La justicia por encima de todas las cosas. La palabra. La risa y la sonrisa. La carcajada. La noche y el día, en este orden. El desorden y el volver a empezar. Me gustan la mañana y las canciones, el cielo azul y las nubes blancas. Dejar un libro nada más comencé a leer y vagar, por la vida, buscando un nuevo lugar en el que sonreír, mirar al cielo, descubrir... ¡Descubrir! Esa es mi gran devoción...

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