domingo, 15 de mayo de 2011
CIELO DE ÚLTIMAS LUCES
Mañana probablemente escribiré sobre el día de hoy: papá y mamá hacían cuarenta años de casados y nos fuimos a comer a l'Eliana. No vengo a decir que pasé el domingo en familia, ya lo contaré. Ni que fue un descanso continuo en mitad de la batalla, de todo su fragor. Mañana, cuento esas cosas. Mañana cuento que me quedé esperando que se hicieran las siete de la tarde, porque llevaba esperándolo desde primera hora. Y que me sonaron a campanas algunas palabras, que se esfumaran en el adolescente cielo que atravieso por estos momentos. Ya no tengo excusa hasta dentro de otro tanto, como pasó hoy. Al llegar a casa, pasadas las nueve, en algunos segundos, llamé por teléfono y me llamaron luego. Y salí, tras el diluvio de anoche, al cielo raso. Arriba colgada una estrella que atravesó un avión al cruzarla con su estela. Me tumbé miré hacia arriba y sentí una tranquilidad constante. Los nervios se quedaron de lado y la noche mismo me cobijó con las últimas luces del cielo. Mañana os contaré que fue un día especial y en familia. Mañana negaré que esperé para contar los minutos entre dos mensajes del cielo. Y que los imaginé primero blancos y fui tejiendo mis esperanzas y mis sueños, contando entre palabras preciosas, sueños que no serán... pero que hoy se colgaron del cielo, con sus últimas luces...
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