lunes, 28 de septiembre de 2009

INDIFERENCIA NATURAL



Mi indiferencia natural, curtida en mil batallas contra la pereza, borrar del mapa todo amor, porque en mi vida todo acaba como empieza... Como la canción de Alaska, casi sin tiempos, sin penas, sin estreses, sin tristezas a las que darle la espalda, el fin de semana ha sido un no parar, nada de nada... Pero nada de nada.

Comenzó la cosa con cena de radio en Peris y Valero, intentando aparcar entre risas durante unos tres cuartos de hora. Comenzó la cosa cenando y tirándole a María Jesús, patoso estuve, todo un vaso de sangría y risas por encima de sus pantalones. Luego cena. Risas, comentarios, anécdotas, risas y karaoke. Muchas canciones. De risas con Fran cambiándole el tono con Camilo Sesto, con Ximo al New York, que hacía mucho no cantábamos (tanto como un año) y un poco de Radio Tránsito. María Jesús ya se había ido. Al rato, Laura, Idoya e Iván. Nos quedamos, como supervivientes Fran y Nacho, Ángeles y Cris. Servidor. Cruzamos Valencia rondando la claror del día y se empeñaron que remataramos la faena llegando el alba. Me acosté a las siete y cuarto de la mañana. Y me desperté a las doce... Tenía la bajada de cajones de Massamagrell, pero no llegué. Se lo dije a José, hablando por teléfono. Me vestí y al tren. Caminito de Sagunto. Estuvimos la exaltación de las Falleras Mayores y la cena. Y volvimos a Valencia con Álvaro Moliner y señora. Llegamos al Cyrano curtidos a las dos de la madrugada. Y tardaron en llegar Laura, Carol, Bravas, Jordi y Alfredo. Al tiempo Sergio. Y Borja y Lorena. Se hizo casi de día en la calle del Pintor Salvador Abril donde me faltaron las bromas de Luis. Abrazos. Recupérate pronto, que hemos de brindar por ti. Luego en la Gran Vía. Una señora nos grita desde la ventanilla del taxi: "¡Pobercicos!". A mí sólo me dolían los pies, enfrascados desde ayer en los zapatitos de tacón. Eran las siete y media de la mañana.



Me levanté y comí con Ana y Carlos, porque nos hacía falta. Comimos en Vips, entre palabras, y algún gesto. Pese a las nubes, el sol, al final, siempre sale... ¿Verdad? Pensaremos que estas nubes son pasajeras, agua desorbitada y truenos de espanto.



Nos fuimos a la falla a ensayar. Esto ya coge forma. La gente nos pregunta, quieren saber. Y no contamos. Dentro del taller, entre el calor de las cuatro paredes, todo se hace grande y crece. Magníficos momentos. Algunos especiales. Risas sueltas. Ayer nos despertaron con las hermanas Real a las que apuntamos en todo momento. Grandes momentos, ayer y hoy. Y mañana, quién sabe. Esto va creciendo, ya me emociona... De verdad. Ya veo brillos...



Cenamos en casa de los Bravitas, pizzas del telepizza más cercano con aguas de Plus Ultra. El trueno más grande de nuestra vida y la confirmación de la que ya sabíamos. Apoltronados en el sofá a la espera de que amaine el cielo que se cae... Gracias por todo a todos. Ha sido un fin de semana, desolador, de cansancios y penas, de risas y alegrías... Hoy hablo con Rosa y me alegro. Hoy miro al cielo y llueve. Hoy salgo ya y me voy a ensayar... Hoy mis manos, con su indiferencia natural, escriben al pulso de Manolo Carrasco... Hoy, todo vuelve a ser mi vida... Y me llama Lázaro. Y almuerzo. Y te veo triste. Y pienso en mañana... Mañana... El piano... Que no cesa...


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