domingo, 14 de enero de 2018

LOS TITULOS DE LOS LIBROS




Hoy en agenda tuve un domingo con concierto flamenco por la mañana. Un arroz de marisco para hoy y para el resto de la semana. Y más coca de llanda. Claro, cuando se hace se hace. Hoy tuve tiempo para escribir algo. Y estuve más tumbado que derecho. Por no hacer no hice todo lo que quería hacer. Es un trabalenguas y una verdad, como la vida misma. La gente se ansia por decir que la vida es una mentira. Yo creo que no. Que es una verdad. Una verdad verdadera. De las que asustan...

Elegí ir haciendo camino. Me puse las pilas, de manera autorreflexiva, como aquellas oraciones que analizaba hace treinta años en las clases de lengua. Y las de literatura. Pues eso. Reflejo a mí mismo de mis pilas, mis baterías, mis intenciones y mis voluntades... En modo arcangélico sería algo así como "Toma su mano y recupera la fe, la confianza en ti y restaura el amor en tu corazón". En plan humano, camina adelante con fuerza. Cree y fortalece. Y de buen rollo, que es el camino que llevo...

Hay personas que me generan mal caldo, lo reconozco. Pero he aprendido, como un ojeador de fútbol, a mirarme desde fuera. Y a mirarlas. Y pienso: si no suman, fuera. Si restan, fuera. Si dividen, fuera... Vamos, que si no calculan, fuera. Afuera, mejor dicho. Pero ya no como antes. Había una adolescencia agarrada con fuerza que invitaba a dejar afuera a alguien haciéndoselo saber. Ya no hace falta. Pasé el ecuador, crucé la montaña, y me encontré con mucho y muy bello.

Quiero volver a leer ahora. Porque ando en un reto con Edurne que creo solo hago yo: el primer mes, un libro que tuviera y que no hubiera leído. Y me he puesto uno facilito, que me regaló José María, hace un par de años, cuando su hija andaba por las Cortes. Debería empezar a escribir sobre los títulos de los libros que leo...

Me voy a dormir. Se me congelan las puntas de los dedos. No es lo único que aprendí hoy. Aprendí que las velas de IKEA no huelen a nada. Que cuando algo se apaga, se puede volver a encender. Aunque con esfuerzos... Que las cosas que funcionan no se tocan. Todo esto con una vela.

Y luego, echando minutos a pensamientos, creí que hay que seguir caminando y que, al final, una decisión tomada por otro no es una decisión propia. Y yo he decidido no salirme del camino y seguir andando... Así que, si me echan por la borda, la decisión no será mía. A no ser que me haya echado al monte o me haya liado la manta a la cabeza, que son dos expresiones fantásticas.

Estoy acabando la primera temporada de Handmaid's Tale: tan recomendable... Lo dejo escrito por ir recordando cosas, que a fuerza de hacerme mayor las olvido. Y otras que me pirraría por olvidar están grabaditas a fuego... Qué curiosa es la vida. Los deditos, congelados... A leer algo. Buenas noches.

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