viernes, 10 de enero de 2014

SIENTO TENER QUE IRME ASÍ


Alborán y Carminho, mano a mano. Bueno voz a voz, como susurrando, con fados que saben a lluvia y bacalao, a Alfama de pobres limosneros y tardes de verano. Espectacular. Acabo de encender la calefacción porque creo que la ola de frío norteamericana se ha colado en mi casa de Mislata. No salgo de mi asombro al ver de qué manera se explica la gente en mi facebook de política. Violencia. Nunca la he tolerado, así que, me callo y no respondo porque contra los gritos se puede razonar o gritar, pero contra las amenazas y las palabras agresivas, ¿qué hacer? Pues sinceramente, en este kármico 2014 que he emprendido lo que nunca pensé que me vería hacer: silencio. Silencio ante la violencia. Qué pena. De verdad...

El karma me viene de años, como la baraka. Qué dos palabras tan bellas. Anoche, en Cyrano, con Mabelón, después de la inauguración del bar de su primo, nos pusimos al día hablando de los nuevos retos y sobre todo, de las nuevas maneras de enfrentarse a la vida. Ella que ha tenido, como yo, un año movido, y yo, como ella, que también lo he tenido, aferrándonos a las palabras que cambian la mañana por el mañana y lo convierten en algo sólido y con futuro. Me hizo comprender, ver, entender, saber... Fue bárbaro. Aunque no nos diéramos cuentas. Por eso, cuando regresaba a casa, sólo me preocupaba el frío que empezaba a sentir.

Pasé la mañana hoy en el ayuntamiento. Tomé antes café con Gemma y Marta, que me encontré en el pasaje, y luego me fui al despacho y a trabajar. Compré para el domingo, que tengo la merendola familiar con los amigos y sobrinos. Y me vine a casa para un menú calórico a base de patatas fritas, huevo y carne.

Veo las noticias y paso la tarde frente al ordenador, arreglando cosas, editando fotos, escuchando canciones, pensando en cosas de mañana y de pasado, whassapeando...

Me voy a dejar ahora la escritura y el teclado, por el sofá y una peli. Para pasar así un viernes en plan familiar, de invierno y calefacción encendida.

Ayer, antes del acto en el Ateneo, al que acudí con Mabel Obrer, me fui con Elena al Mercado de Colón. Veníamos del entierro del padre de Susi y, de manera improvisada, nos surgió la escapada, con la que nos echamos unas risas y nos pusimos al día. Tengo que llamar al dentista, acabo de pensar, aunque me da una pereza inmensa... Desde luego. Especialmente a mi bolsillo, pero bueno, tenemos los nuevos propósitos a flor de piel y eliminar la pereza tiene que ser, obligatoriamente, uno de ellos...

Ya tengo la selección de fotos del viaje a kuala, en nada os dejo caer algo más que este aperitivo. Igual dejo caer también aperitivos sobre las cosas que últimamente pienso para reafirmarme en cada paso que doy... A veces el camino se hace largo. Y sin embargo, estoy en estos momentos de mi vida, en un camino por el que transito con cierta ligereza... Habrá días de todo, como siempre...

Me voy ya. Como la canción que sonaba de Alborán: "Siento tener que irme así"... Pero me espera el sofá (algo rarísimo en mí.).

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