jueves, 29 de agosto de 2013
A VECES
A veces daría un suspiro y medio por ser invisible, por echar a volar sin peso ninguno ni lastre, haciendo de la gravedad una nostalgia. Me vestiría en mi capa de noches sin estrellas, humo sin vida, mañanas sin pesares, y cruzaría el universo de un lado al otro, y el cielo, en contra del viento. A veces sería capaz de dar un paso más por dejar de andar un rato, de llamarte para pedirte lo que aún no tengo, de encender las luces para acabar con el cuerpo ciego... Invisible. Dolorido e intacto. A veces daría la vida por seguir viviendo, la palabra por seguir callado, la verdad, para que la cojas de la mano... Y en el día, cuando el sol lo alumbra todo, me escondería bajo un paraguas blanco para caminar sin dejar ni sombras en el camino... Desnudo, sobre los versos de mi vida.
A veces, del silencio, nace mi verdad. A veces, de estar callado, mirando al mar, como hice, vuelve la memoria de la felicidad. Y regresa intacta. Con aquellas imágenes que el deseo dejó grabadas como fuego sobre el hielo; para deshacerse poco a poco, entre las horas de mi desmemoria, desde aquella infancia feliz.
A veces sería capaz de gritar en mitad del bosque, esperando que la nada rebotase entre los troncos enormes de árboles inmensos. Y el eco, me devolviera desde la lejanía de cuevas y cascadas, promesas que nunca me hice, para hacerlas realidad. Así, solo, en mi paseo. Caminando contra el viento, buscando un mañana donde los ojos no se carguen contra el cemento. Paseando por la vida con la intención de seguir andando...
A veces sueño con lo que ocurre. Y es la realidad que anhelo la que me acompaña de tal manera que no sé si ando despierto o entre desvelos. A veces, el insomnio se acurruca junto a mí, sobre sábanas arrugadas y, otras, caigo rendido sobre el colchón con el peso de mis vivencias colgado al cuello. A veces, me ahogo entre suspiros y deseos, y otras veo pasar la vida por mi lado, como una desconocida lejana y bella, a la que nunca le pregunté el nombre... A la que nunca le di un te quiero.
A veces saldría a gritar bajo la lluvia hasta quedar afónico. Y en la agonía de la voz, sería capaz de llorar de alegría, mientras un manto espeso de agua cae desde el cielo. Rebotando contra la felicidad de mi rostro. A veces, sólo a veces, me gustaría tocar las nubes y devolver aquella estrella a la que le puse nombre, y que ahora es otra estrella en el cielo. A veces, echaría a correr para quedar sin aliento. Y otras, me quedaría quieto, como un niño, con mis brazos cruzados, mirando hacia arriba, donde se esconden las respuestas a las cosas que todavía no me pregunto...
A veces, sólo a veces, mi tormenta es tu tormento.
A veces, sólo a veces, solo, dejaría de tenerle miedo al mañana si no estáis, si os pierdo. A veces decido cuál será mi última palabra, mi último sueño. A veces, y sólo a veces, daría media vuelta en el camino y seguiría andando, por no andar hacia atrás. A veces, sólo a veces, haría que hoy volviera a ser mañana, para compartir mis pensamientos. Y haría de la flor una confesión, y del aire, una quimera.
A veces... Sólo, todas las veces... Daría la vida, por seguir viviendo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14.
DIARIO DE UNA CATARSIS. Capítulo 14. "Bendita locura" En la limpieza de fotos, anoche, volvió a aparecer el bueno de Paulin...
-
Los árboles de otoño tienen la hoja caduca, pero su raíz sigue anclada al suelo, a la tierra, donde erguidos se crecen con el paso del tiemp...
-
Nunca dejo de remar, porque es lo que siempre aconsejo a tanta gente que quiero... Pero es verdad que hay días que son lunes absoluto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario